domingo, 25 de marzo de 2007

Milpies metalico

EL MILPIES METÁLICO

Viernes por la tarde.
Voy manejando por el périférico con una chica que conocí hace tres días. La carretera sedienta discutía con las llantas gastadas en el parchado pavimento. La fila interminable de automóviles formando una procesión de metal. El ambiente en el aire estaba perfumado con lujuría y ese aroma casi imperceptible que despiden las mujeres cuando planean acostarse con un hombre.
Muchas veces las calles de la ciudad de México están disfrazadas de gusanos de metal y todos somos una extremidad del milpiés y cada pata del animal desarrolla una historia extraña. Las mil y una patas. Y cada pie contiene un chofer que tiene un pasaje del tiempo, como el siguiente, y el siguiente.
El gusano realmente nunca va a ninguna parte, simplemente sus pies van cambiando de destinos tomando desviaciones hacia ramificaciones en donde los testigos van cambiando.
Esa noche de Agosto decidí tomar una desviación y dejar la bestia de aslafto por un rato. Un six pack de cervezas más y hacia la casa del Stolen con la chica de la historia.
-Pongamos las cosas en claro, tú sabes que no quiero ningún tipo de relación.
-Sí lo sé.
-¿Sabes que sólo deseo tu cuerpo?
-Sí.
-Que salí contigo porque no pude conseguir nada mejor.
-Lo sé.
-¿Puedes crees a esta chica? –Giré la cabeza para comentarle a Stolen - ¿Qué tan bajo pueden caer algunas chicas? Ésta en particular, se calienta a la menor provocación. Ha decidido acostarse con alguien esta noche y no le importa la humillación que tenga que pasar para conseguirlo. El problema de las apariencias es inexistente. Puedo ser un puto macho toda la noche y todavía llevarmela a la cama, ¿Verdad nena?
-¿Qué?
-¿Por qué no nos traes un par de frías?
-Claro que sí papito.
-¿Ves? Te dije, pal pito es donde va a ir, ¿No es ella una trinchera en tiempos de guerra? En una época de sequía, digo, cuando no hay chicas alrededor.
-Todo está bien guey, pero ¿No crees que está un poco gorda?
Viernes por la noche, estoy sentado con una chica gorda que conocí tres días atrás. Estaba ayudándole a un amigo que salía con su hermana que pesaba menos de 50 kilos y seguía a dieta. Así que siempre me llamó para que me ocupara de su hermana que siempre la mandaban como chaperón y era más de cascos ligeros que la otra. A mi amigo le gustaba que los llevara en el bar móvil 335.
La atmósfera estaba perfumada de alcohol y lujuria. Ella se sentó en mis piernas. Stolen estaba esperando por sus colegas para que todos pudieramos ir a la casa del Zancudo Stankevich para celebrar su cumpleaños. Mis piernas se adormecieron. Su gran culo había cortado la circulación de mis extremidades inferiores, -quítate de encima- le dije mientras sentía miles de punzaditas en mis muslos.

Finalmente el timbre de la puerta sonó y repentinamente un desfile de 8 gueyes entró a la casa listos para el evento principal de la noche. Todos venían vestidos con ron y refrescos. Dos botellas de ron después y volvimos al gusano metálico nuevamente (incluída mi ex-socia, chucha “la come hombres”) hacia la casa del Zancudo rosado y su fiesta de aniversario de vida. Allí íbamos una docena de personas. Originalmente sólo estábamos invitados el Stolen y yo y ya lo habíamos convencido con trabajo para llevar otras dos personas y después se pego mi “date” y después los compañebrios de Stolen.
Así que ya se imaginarán la reacción del gringo sonrosado cuando abrió la puerta de su departamento de una recámara en el tercer piso que ya estaba ocupado por otra docena de personas, incluídos los colombianos y dominicanos, el culito de Mojarrita y sus hermosas amigas de cuerpecitos de tentación. Si tan sólo lo hubiera sabido. Tal vez era una de esas noches en que todo sale al revés. La Chucha se percató de los morenos e inmediatamente se decidió a ir a bailar a la pista de 20 centímetros cuadrados y averiguar si el mito de la parte larga era cierto. Zancudo Stankievich ya estaba borracho tratando de explicarme que su departamento no es un vagón del metro en hora pico. Mientras tanto le dije a mi compañera:
-Hey nena, ¿Por qué no nos traes un par de tragos y deja esta botella en la cocina por favor para que se calme el zancudo, gracias.
-Además, invité a la Mojarrita y a dos de sus amigas para nosotros buey-prosiguió el Zancudo Goyo con su acento sureño gringo- mira haz la matemática buey, tres para tres son tres parejas y tres camas. Y ¿Quién es esa chica?
-Una chica.
-¿Está un poco gorda no?
-No, estás borracho. Sólo tiene un culo amplio. ¿La mandó en un taxi?
-No eso sería culero buey, mejor le voy a decir al “bolas de estambre” que me haga de tercer caballero.
Mientras discutíamos mi pérdida, otros dos invitados llegaban a la fiesta, dos gueyes que se querían ser yuppies con una gran pretensión pero carteras flacas.
-Te digo guey, era un escupitajo lo que sentí en mi cabeza.
-guácala guey.
-Imagínate que le hubiera caido a mi nueva camiseta, por lo menos me cayó en mi cabeza.

Viernes a la media noche, estoy platicando con una de las amigas de Mojarrita que parece haber salido de una de esas portadas de revistas para adolescentes. Tuve que convencer a Chucha que enseñara a mi cita como bailar salsa. El bolas de estambre estaba bebiendo en una esquina. El Stolen y sus amigos van y vienen del departamento. Alcohol es inyectado al apartamento. Mi cita sólo bailó un par de canciones con Chucha, no era muy placentero verlas bailando en ese espacio tan reducido. Yo me concentraba en los labios de la amiga de la Mojarrito mientras le hablaba de las ventajas de salir conmigo a algún evento literario en donde los egos y el vino tinto fluyen como el río Amazonas y seguramente sería descubierta por alguien importante en el mundo de la moda que gustan de este tipo de eventos pseudointelectuales. No estaba muy interesada en el tópico así que le cambié el tema hacia las ventajas de pertenecer a la agencia de modelos que manejaba con mi socia Chucha, que bailaba pisando a la gente que se arrinconaba entre la mesa y una pared. Finalmente el angelito prestó atención cuando repentinamente la pinche Chucha soltó a la otra que se pegó dándome un beso mojado. Las chicas intercambiaron miradas en las cuales se podía escuchar la risa. Fue en ese momento en que decidí emboracharme y cambié de cervezas a la cuba libre con más ron que cola. Toda la fiesta estaba hasta el tope de alcohol por lo que la Mojarrita y sus amigas decidieron pirarse hacia un ambiente más amigable y me dejaron un un beso en la mejilla y una imagen en mi cabeza de ellas desnudas haciendo un trío delicioso.

Pasadas las doce de la noche ya del Sábado me dirijo al baño y la chica del culo enorme se dirije al baño detrás mío. Alguien estaba en el baño así que comenzamos a besarnos mientras esperábamos. Su lengua estaba jugando dentro de mi boca sin inhibiciones. Sentí una erección tratando de liberarse. Ese alguien acabó de utilizar el baño y sin darme cuenta ya estábamos dentro del baño respirando agitadamente. Giré el seguro de la puerta y la puse contra la pared acariciando su cuerpo. Ella comenzó a gemir y a desabrochar mis pantalones, de pronto sentí que caían junto con mis calzoncillos, mi pene estaba libre, erecto y era manipulado por ella. Yo conseguí de alguna forma deshacerme de sus jeans sintiendo su vagina húmeda con mis dedos aventureros tratando de chupar sus senos arrancando el bra con mis dientes borrachos. Caminé de espaldas hacia el retrete y me senté con el pene duro como mazorca, como una espada lista para la batalla. Yo vi su culo enorme venir hacia mi estómago; ella agarró mi pene y lo introdujo gimiendo dentro de su vagina. Ella se sentó sobre mí dándome la espalda y su mega culo en mi panza yo comencé a rozarle los pezones con las yemas de mis dedos y después apretando para que se pararan a más no poder. Ella seguía repitiendo mi nombre. Pero escuchaba un ritmo extraño. Era la puerta. Alguien tocaba violentamente la puerta.

Sábado por la mañana, 2 AM y me estoy cogiendo a esta chica tan duro que la tapa del retrete se comenzaba a cuartear y mientras tanto, el colombiano y el Zancudo estaban tratando de abrir la puerta a chingadazos. El colombiano no puede aguantar más la necesidad y va a mear en una botella de cerveza vacía que no puede aguantar tanta orina, así que tiene que seguir en el balcón desde donde se podía ver el estadio de baseball del Seguro Social. Al tiempo que meaba los pseudoyuppies que regresaban con más alcohol y notaron que una lluvia caía de arriba. Zancudo tampoco puede aguantar su necesidad y empieza a vomitar por todo el apartamento, corre por entre la sala con su boca llena de bolo alimenticio medio procesado, tropezando ya con todo y todos sólo para encontrar al colombiano golpeando el baño y buscando una botella vacía para orinar. Así que por no escucharlos, acabó uno meando en el balcón y el Zancudo dejando un rastro de vomito hasta que sacó su cabeza por el balcón creando junto con la meada una lluvia apestosa de desperdicios de la borrachera. Para la mala suerte de los pseudo yuppies que acababan de sentir una brisa de orín mientras trataban de orinar ellos mismos cuando la brisa se hizo más espesa y oscura. Huelga decir el estado en que acabaron sus ropas después de ser meadas y vomitadas desde un tercer piso.
Sábado de locura internacional y yo estoy decidiendo parar el coito. Estoy tan borracho y tengo tantas ganas de mear que es imposible venirme, ni siquiera estoy cerca. Así que la aparté y me puse a mear con mi erecto y mojado pene causando malestar en mis entrañas.
Finalmente salimos del sanitario sólo para encontrar a los remanentes de la fiesta formados para entrar al baño. El zancudo ya está durmiendo en el suelo entre dos camas después de haberlo sacado todo. El colombiano estaba limpiando los rastros del Zancudo mirándome con ojos de fuego y murmurándome ¿Parcero, no cree que está un poco gorda? –Yo sólo asentí como tratando de justificar las ropas.
Los dizque yuppies regresaron preguntándose que les había caído del cielo, ellos pensaban que era una especie de chapopote light, ni siquiera sabían que era una lluvia de ron con cola con pipí.
Sábado en la mañana, 4 am y estoy sentado pretendiendo que nada pasó y socializando con un colega caribeño. Todos me miran con odio por lo que decido llevar a la chica del culo amplio a dormir. Ella vivía al otro extremo de la ciudad y como probablemente sabrán la ciudad de México es la más grande del mundo. Afortunadamente, a esa hora de la madrugada el gusano es casi inexistente. Está tan fragmentado que casi pierde su condición de milpiés metálico. Chispas de destellos de alumbrado público en el metal esporádico de las láminas del último modelo y del viejo modelo que jamás pasará la verificación anti contaminante. Así me dirigí al sureste en el bar móvil 335 con la intención de recibir una mamada antes del amanecer café de esta ciudad de óxidos.

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