sábado, 3 de julio de 2010

Apocalipsis 434


Las planicies me vuelven loco por el peligro que representan. Son las primeras en ahogarse junto con las tierras bajas. El agua rebasa los límites permitidos por las reglas humanoides. Caso omiso hace la naturaleza a nuestros caprichos. Todo el verde quedará sumergido bajo un manto acuático. Pero ni las pipas gigantes te salvarán. Ahora llueve petróleo inmundo en las playas de la ciudad paraíso. Los habitantes cagarán podredumbre que incinerará sus anos y sus culos rojos con la infección de la tecnología moderna que los acompañará hasta su tumba. Los peces muertos gritarán su desgracia mientras tu dios personal en su trono imperial se burlará de su creación ficticia. No existes pedazo de fantasía. Solo el agua manchada de aceite quedará sobre las construcciones majestuosas. Arderá el océano con miles de granos de arena incrustrados en los escrotos de los hombres que incapaces de respirar se irán por el agujero que creó su imaginación hecha realidad. El combustible ahoga la vida y te esclaviza mientras esperas la muerte, tú única salvadora. Solo esperemos que no llegue tan dolorosa con los productos que hemos creado para nuestra destrucción.