viernes, 23 de mayo de 2008

St John's New Foundland

Don Muerto de Mayo

Don Muerto se apiraña de ondas electromagnéticas. Comulga con el espacio interior de las esferas impermeables de las regiones inhóspitas del más allá. La ultratumba está llena de ondas, Don Muerto ahora cree tener conciencia, cree ser una ola invisible para el ojo humano. De inundar el aire con su presencia, de traspasar el viento con la conciencia, Don Muerto es más pequeño que el viento. Don Muerto cree ver caras en la brisa con forma de una grasosa lecha homocinética, pero es imposible porque ya no tiene ojos, ahora ve sin órganos, como imágenes en la mente, cosas que realmente no existen, algunas que crea él, no existirían si su conciencia no las hubiera imaginado. ¿Así habrá sido la creación? ¿Realmente existen los humanos o son un sueño agrio de otro ser aún más rancio que la especie a la que pertenecía Don Muerto? ¿Será que su conciencia pueda habitar otros cuerpos de diferentes formas, otras estructuras de otra especie, con otros sentimientos y sentidos? Necesitaría saber si alguien ha imaginado esos mundos dispares, se pregunta que pasará si sus invenciones tomaran conciencia. ¿Qué es lo real? Donde es que está flotando en este momento, qué chiste tienen estas reencarnaciones siderales. Opciones infinitas. ¿Cómo se decide a donde ir? Los surcos de la vida estarán predestinados o serán una maraña de posibilidades?

Don muerto reencarna en una pulga supramática, se aferra a la guadaña de la muerte, la acompaña por lo que dura su breve existencia. La muerte no tiene un aspecto definido, llega como un ventarrón para sacar el alma del cuerpo, no es un proceso doloroso pero es un poco traumático el sentirse sin un cuerpo material. La famosa muerte avienta el alma hacia un vacío incoloro, entonces es cuando la conciencia comienza a revolucionar, girando sobre si misma hasta reconstruirse, por eso es que podemos viajar a otros mundos a años luz de distancia, porque la materia se desintegra y se convierte en algo más pequeño y rápido que la luz, un rayo microscópico rapidísimo, tan rápido que uno no se da cuenta del viaje, entonces pareciera como que saltamos de lugar con sólo imaginar el destino. En estas dimensiones megaesféricas la conciencia es muy poderosa, es como un motor que produce imaginaciones que van desde lo más opaco a lo más caleidoscópico. Motas multicolores. A Don Muerto le gustaría tener un espejo para saber que apariencia tiene la inmaterialidad. La pulga supramática que ahora es él vertiginosamente va a agregando almas a esta dimensión. Son miles de millones las que pasan desde todos los confines del universo, es como una gran congregación, como si fueran sangre transparente en un cuerpo infinito, el universo que contiene millones de cielos e infiernos. Don Muerto recuerda ese punto azul que algún día fue su hogar. Parece que desaparecerá.

mas Don Muerto en www.lavanguardia.ca y www.donmuerto.blogspot.com

Nos manipulan con el sexo

Las especies vivientes están diseñadas para sobrevivir lo más que se pueda y una parte fundamental de esa supervivencia es la reproducción de la especie. Para crear una nueva vida es necesario copular. Temo no equivocarme amigos al afirmar que lo que mueve al mundo y al humano es la multiplicación celular. Vamos. El sexo. Vivimos para replicarnos.
Ya sea que haya sido un dios o un extraterrestre el que nos haya inventado, debió o debe ser un ente perverso y voyeur para programarnos de esa forma. Parece que es la única forma de felicidad con la que contamos en nuestro podrido mundo.
Si nos ponemos a pensar, todo lo que hemos creado está hecho para atraer al sexo opuesto. Tal vez muchas cosas no las racionalizamos, pero son rituales muy complejos de apareamiento. El asunto es que el Homo Sapiens disfruta del sexo y somos tan infelices que estas descargas de adrenalina llamadas orgasmo aunado a los sentimientos de cercanía y aceptación que proporciona, hacen que la conciencia se haya desarrollado para impresionar a la potencial pareja. La búsqueda del macho Alfa, el dominante. La búsqueda de la hembra fértil, la de caderas amplias y senos protuberantes.
Basta observar el comportamiento de los animales para ver que somos iguales, flipaba con el acuario que hay en mi sala, el pez que persigue a la pececita hasta que le mete el gonóporo. El hombre cuyo objetivo final es disfrutar de las delicias del sexo hace exactamente lo mismo. El Maquillaje, los perfumes, la vestimenta, los col guijos, los bailes, los coches, las casas, la reputación, el dinero, todo está diseñado para atraer al macho o la hembra. La vida es un juego sexual. Siempre lo ha sido.

En los orígenes era la ley del más fuerte, una vez pasada esa etapa y ante la cada vez mayor población de homínidos, la inteligencia comenzó a desarrollarse y los más débiles comenzaron a utilizar el cerebro para atraerse una damitas. Se inventó la propiedad privada. Primero para asegurar el alimento y el techo, una vez cubiertas esas necesidades comenzó el trueque. Después vino el dinero y se empezó a tramar un plan en el que se adoctrinó a la recién nacida sociedad que las riquezas significan tener mayor sex appeal. De ahí pal real.

La cuestión empeoró cuando nació el mercadeo, que ya existía muchos años antes de que se acuñara el término marketing. Esta práctica consiste en hacerle creer al incauto que utilizando cierto producto o servicio se hará más atractivo y conseguirá aparearse más. Los mercadólogos, los que buscaban era obtener mayores ganancias con sus productos y/o servicios para poder ellos a su vez ser más atrayentes hacia el otro sexo. Nos condicionan el cerebro y nos meten mensajes subliminales por todos lados. Mujeres sugestivas, hombres musculosos, chistes sexuales por todas partes, alusiones a las prácticas eróticas. Comercializan el amor. Todo se disfraza mientras se oculta la explotación de los instintos más primarios del hombre. Nos dominan a través del sexo. A pesar de todo somos tan sencillos.