miércoles, 28 de marzo de 2007

El Viaje generalmente duraba una hora

El viaje toma generalmente una hora
Oswaldo Pérez
El viaje toma generalmente una hora. Tal vez algunos minutos menos. De cualquier forma tengo que viajar encerrado en este gusano metálico como si fuésemos alimentos de conserva. Todas las miradas se cruzan. ¿Qué pensará la señora rubia artificial que está aplastada frente a mí? Tiene una expresión dura y una mirada que parece que juzga almas. Tal vez esté deprimida porque la edad se le vino encima. Todas las miradas están cruzadas, miradas de distintos colores; azules, cafés y negras posándose en otras miradas multicolores y pieles poli cromáticas. Pieles negras, amarillas, cafés; pieles con turbantes, con dioses que hablan en diferentes lenguas, pieles que guardan secretos oscuros.
El sol entra de lleno mientras el vaivén del tren hace dormir a una chica de aspecto oriental. Un humanito de color nos hace sentir su inconformidad pese a que va acomodado en su carreola. Yo miro hacia afuera como buscando un amor perdido, como si ella fuera a aparecer en un tejado brincando y haciéndome señas para que escape de la lata de metal que sirve de transporte hacia la monotonía y me mude a otro tipo de transporte que me conduzca a una felicidad etérea. De lo único que me percato es de una telaraña de cables negros, una maraña casi indescifrable, casi como las miradas que se cruzan aquí; líneas rectas, curvas, amontonadas...La ciudad es una red de cables que hacen las veces de sistema nervioso central. Comunicación. Imagino la red de conexiones que se deben de suceder bajo el asfalto irreductible; escondidas bajo ese concreto sin sentimientos. Pero allá abajo no hay miradas, sólo oscuridades que se interceptan indefinidamente. Muchos me ven con ojos extraños, no están acostumbrados a ver a alguien escribiendo mientras viajamos por las vías. Un par de miradas pesan sobre mis hombros, tanto el derecho como el izquierdo; tratan de comprender este lenguaje ininteligible para ellos, tienen caras de cartón y si se dedicaran a disimular se morirían de hambre. The next station is........Broadway. Informa una voz aburrida que no duraría ni una llamada en una hotline. Una manada de gente se arremolina con bolsas y paquetes diversos. Entre el vientre abultado de un guatemalteco y el portafolios de un yuppie constreñido distingo unos ojos azules, construyo lo que falta del rostro con mi imaginación, la nueva ola de gente ha traído un calor soporífero. De pronto se abre un espacio entre el centroamericano y el cara de pedo. Una figura angelical queda al descubierto e inmediatamente después busco que nuestras miradas se crucen creando una conexión indestructible. Ella me mira mojándose los labios. Yo le sonrío aprobando su mirada azul como el cielo invernal. Ella lleva una identificación que me hace suponer que es oceanógrafa; nos miramos largamente sonriendo deliciosamente.

The next station is.........Metrotown. The next station is .........Metrotown. Repitió la voz somnolienta como disco rayado. Ella soltó una risotada y me preguntó algo sin mucha importancia, la voz dulce fue como una copa de vino. Un par de preguntas más entre el ruido blanco del tren y una invitación después, ella se levantó del asiento haciéndome una seña para que me bajara con ella. La seguí obedientemente. Me llevó de la mano por las calles aledañas al centro comercial, subimos hasta un departamento encumbrado en un edificio, el piso 17 para ser exactos. Nos besamos con una ráfaga de electricidad incontrolable cuando todavía no llevábamos ni un par de sorbos de la limonada fuerte condimentada con vodka. Su boca se convirtió en un elixir y nuestras manos comenzaron a explorar arrancando botones. Sus piernas acabaron sobre mis hombros y su mirada azul se transformó cuando me sintió dentro de ella; sus senos bailando bajo mi mirada de complacencia. El concierto de gemidos se perdía entre una melodía barroca de Bach. Esa tarde decidí faltar al trabajo y acordamos tratar varias posiciones antes de quedar rendidos sobre la alfombra gris. Después los encuentros se hicieron regulares. Ahora mis rutas en el gusano metálico se multiplicaron. De mi casa al trabajo entre las marañas de miradas, del trabajo a su casa entre las marañas de miradas nocturnas y de su casa a mí casa entre algunas pocas miradas, muchas veces miradas matutinas. En alguna de esas sesiones fue que nos enamoramos. Tal vez fue cuando la tenía de frente a la ventana y yo por detrás sentía sus nalgas suaves mientras veía pasar el gusano metálico y me imaginaba que si alguna de esas miradas se le ocurriera mirar hacia nuestra dirección nos descubriría reinventando el amor. Para mí, el rumor del metro era como el soundtrack de nuestra aventura. Después de una de esas sesiones kilométricas me informó que la habían asignado a una pequeña ciudad de esas que lamen el mar sobre la isla de Vancouver.
Ella sugirió que me mudara con ella a aquel paraíso oceanográfico. Yo acepté perdido en aquella cabellera negra azabache. Al fin y al cabo acababa de vender una novela y tendría dinero suficiente para vivir holgadamente por un año sin necesidad de trabajar. Podría dedicarme por las mañanas a dormir, a dar un paseo sobre la playa y después a escribir y cocinar; porque la casa daba a la playa y los atardeceres daban a la ventana de la cocina. Entonces ella vendría de trabajar y después de algunas copas de vino tinto, comida y yerba haríamos el amor por enésima vez…
The next station is......... New Westminster. Anuncia esa estúpida voz y ella se para de prisa sacándome de mi letargo. Me sonríe con una mirada cómplice que no logran interceptar las otras miradas y sale del vagón mirando su reloj. Yo me quiero parar a seguirla, pero el trabajo me aguarda en la siguiente estación que bien se debería de llamar Felicidad y no Monotonía. Yo me quedo esperando a que pasen los últimos dos minutos que faltan para que llegue a mi destino entre el mar de miradas cruzadas dentro de esta lata de sardinas humanoides pensando que el viaje generalmente dura una hora, aunque a veces es difícil precisarlo.
Oswaldo Perez

Vancouver 2001

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