domingo, 29 de abril de 2007

Fantasmas de Guerra

Fantasmas de Guerra

Los fantasmas de guerra marchan sobre el océano, yo maté a mi televisón mientras los esperaba sobre la orilla disecada de arenas rotas. Las olas se aglutinaban con su casi inexistente peso buscando por el reposo infinito. Se apelmazaban en forma de neblina entre el ralo aire. Como rocío rosado pintaban la espuma de carmín con las lluvias de lágrimas de las nubes antropomorfas. Yo fumaba las bachas de la desesperación sobre el tronco podrido viendo el espectáculo rojizo. Nunca fuimos tan importantes, ni siquiera presindibles.

Los fantasmas de guerra vienen desfilando bajo el agua. Los gobernantes amantes de Marte van engañando sobre nuestra geografía abrupta, llena de cráteres desbordados por residuos tóxicos.
Los presidentes se levantan vendiendo ignorancia al pueblo, comerciando con la guerra y las almas del pueblo. La gente vive atemorizada bajo sus órdenes y mentiras. Creen que están bajo constante peligro y que los únicos defensores serán los gobernantes corruptos con los dedos sobre los botones rojos.

Los fantasmas de guerra van sobrepoblando la dimensión de allá, desparramándose hacia esta zona para cobrar lo jurado. Nuestras memorias se desvanecen tan rápido. Los recuerdos colectivos de errores y horrores pasados son prácticamente inexistentes. Nos dejamos hacer. Somos tan tontos e indiferentes que permitimos la guerra.

Nunca antes había existido tanto hierro en la tierra. La industria del metal va rigiendo nuestros destinos. Con las caras marcadas y las almas agujereadas vamos desfilando encerrados en las rutinas de la producción. Presos de nuestra propia ruina. Nunca antes el mundo había visto tantas tragedias y espíritus lacerados. La tortura y el engaño se hacen cosa común. Habrá que acostumbrarse a los climas extremos o vivirlos como ánimas.

Llegaron, un día ardiente y lleno de humo. Nos asfixiamos para unirnos a las marchas de los fantasmas de guerra. Un regimiento creado por las guerras artificiales de tantos y tantos años. Llegaron sin muchas maldiciones o amenazas. Todos nos convertimos en ellos.

Oswaldo Perez Cabrera

sábado, 28 de abril de 2007

De la serie (X) formas de morir o de las 451 muertes mías.

Forma 449. Las curvas a veces muestran su invisibilidad arrogante provocando ruidos ensordecedores que metamorfosean el metal en cacofonías estridentes. Después, todo es tu sangre caliente cubriendo tu cuerpo frío por el dolor descendente; el sueño llega pronto en forma de alucinaciones de tu vida…

450…34MIL pastillas bicolores surgen ennegreciendo el cielo como huevos metálicos que van adquiriendo tonalidades brillantes. Como un arco iris inmenso, el kaleidoscopio de cápsulas cruza para desaparecer en el horizonte. Los aviones aterrizan boca arriba desgastando el pavimento, moviendo las banquetas. Abajo, una cara que mide un acre aparece en la colina parchada con cicatrices de puntadas electrónicas. Ensombrecida por el desfile aéreo a pesar de ser macro.
Bienvenido a la ciudad paradoja. Número de antenas no identificado.

La cara cierra los ojos como esperando el impacto.

451

OSWALDO PEREZ CABRERA

lunes, 23 de abril de 2007

Cuando llego la guerra...

Cuando llegó la guerra...
Cuando llegó la guerra yo ya estaba resignado a morir. Cansado de estar luchando en contra y a favor de ideales muertos, cansado de la indiferencia de la gente que sólo cuando pasa algo desastroso en su casa se preocupa y quiere cambiar el mundo y que todos se fijen en su desgracia. Resignado a ver que hay del otro lado de la vida. Cuando llegó la guerra yo ya estaba cansado de esperar y de rezar a una energía sorda; ese cansancio que te degüella el alma y te hace más hiperactivo. Tu cuerpo produce una sustancia que te calienta por dentro y primero te provoca ansiedad e ira. La impotencia se apodera de ti y te quieres escapar a otro país, te sientes perseguido, no sabes que hacer y después te resignas. Piensas que el destino ya se encargará de todo y que de que sirve luchar guerras que no son tuyas y aunque fueran, ¿De qué sirve luchar guerras para conseguir más poder? ¿De qué sirve ya escapar de ellas? hasta que otro día te agarre en otro país diferente. Porque cuando ves a los niños pelear esas guerras ajenas te das cuenta de la podredumbre del sistema y te cuestionas para qué seguir en este mundo tétrico; te das cuenta que el verdadero infierno esta aquí abajo y pienso que tal vez ya morí y esta vida es mi condena; por eso mejor decidí esperar a la guerra y esta llegó sin prisas y sin miedos, sin tabúes ni misericordias, vino a enseñarnos hasta donde es capaz de llegar el humano que tiene el alma ciega.
En que momento mi niñez se hizo vetusta...

Cuando llegó la guerra el cielo se pintó de un naranja enrojecido, lloraba sangre que escurría de entre las nubes y se colaba entre los poros bélicos y los cráteres astillados provocados por el metal humano. Cuando llegó la guerra yo me fumaba las bachas de la amargura parado al pie de la roída puerta. Los árboles se comenzaron a desintegrar convirtiéndose en desiertos tóxicos. La arena se convirtió en diminutas armas y todo el ambiente se terminó de volver hostil. La soledad empezó por comerse los pueblos aledaños en donde dependiendo del dios que nos cuidara nos convertíamos en el enemigo o en el simpatizante; pero al final a todos nos llegará la guerra que dejará sin nada ni nadie que gobernar. Con la guerra llegaron unos vientos apocalípticos que arrasaron con todo. La paz encontraré por fin; todo depende de cuanto se tarde esta nube inmensa de polvo que se avecina a velocidades intempestivas y que va oscureciendo todo a mitad del día. Yo la miro acercarse acompañada de un sonido sónico que revienta mis tímpanos, mi piel arde y un golpe me dejará mi cadáver carbonizado como una escultura de polvo, un monumento más a la estupidez del hombre.

En que momento nuestra niñez se hizo cadavérica...

Oswaldo Perez Cabrera

jueves, 19 de abril de 2007

El Niño Incorporeo

Conozco a un fanatsma que recorre el mundo tratando de espantar. El pobre esta tan descontinuado que la ciencia amenaza con explicarlo. Yo no comprendo porque las balas pueden viajar sin pasaporte. Yo no entiendo porque las balas pueden viajar más rápido que el tiempo. Todo el mundo habla del fin del mundo y tienen miedo. Miedo de lo mismo que nosotros hemos creado. Miedo de nuestra causa y efecto. Entonces no comprendo porque vituperan la desnudez y vanaglorian al que mata en combate.

Yo recuerdo la primera vez que estuvimos solos. El sabor de tus labios tiernos y temblorosos. Tu aliento me aceleró a una velocidad que nunca creí posible. La vida entonces, abrió mil posibilidades. El descrubrimiento de crecer se hizo invaluable. Pero algo salió mal. Algo siempre sale mal. Un tirano también recorre el mundo azotando niños y asolando nuestra poesía intrínseca. Asesinando nuestros sueños.

Ese que ha descontinuado a mi amigo tiene muchos nombres. El fantasma que ahora atrapado junto a mí razona la libertad que siempre le fue negada. Yo vi su reflejo anidado en tus ojos color inmensidad. No sé de donde salieron los uniformados. El espejo de mi vida se quebró en mil fragmentos. Tus gritos de niña fueron lo último que recuerdo de esa existencia tridimensional. Nunca te tuve ni nunca me tuve. Al final me detuve ante el concreto frío.

Si pudiera ofrecer algo para cruzar el umbral de la supuesta nueva era junto a ti. Pero ahora incorporeamente vago junto a mi amigo recorriendo en vano el mundo corriendo el riesgo de ser interpretados por la ciencia. De ser asesinados en una existencia inexistente para muchos. El mundo me duele.

Pero aún confío en que algún día recobremos la inocencia que masacramos por la espalda y dejemos a un lado el hierro y el herrumbre que no cesamos de incrustar en nuestros cuerpos. Yo, un niño vagabundo que perdió su primer amor y sulibertad de vivir. Si existe la reencarnación espero encontrar un mundo mejor. Mientras espero con el metal frío en mi cabeza; a un tren que me lleve de regreso.
OSWALDO PÉREZ CABRERA

Cicloramas

La Mañana se viste de blanco, los copos ácidos penetrando la atmósfera helada. La prostituta cobijada por un tablón de madera ha asegurado el pan de cada día tragando todo el blanco del hombre del traje marrón. Una vietnamita parapléjica le quiere explicar a su amor de medio oriente que nadie pagó los daños. En todos estos años.

Al medio día el blanco ya tiene tonalidades grises mezclándose con el ralo aire. El policía cobijado por su placa metálica golpea a un centroamericano asegurando su dosis de sádica adrenalina. Los densos gases harán necesario llevar máscaras físicas sobre nuestra máscara de los martes. Ya no podre besarte.

Por la tarde el gris se debilita dejando paso a un café sobrecargado de contaminantes. La tierra se estremece como si un orgasmo gigante nos borrara del mapa cubriéndonos de polvo y tierra, nada queda entre ella y el cielo. Una mancha kilométrica oscurece el océano liquidando a especies ya condenadas a desaparecer. ¿Qué falta por deshacer?

La noche de etiqueta nos recuerda que el frío y la oscuridad son buenos aliados. Los vagabundos caminan entre el concreto buscando algo comestible o por lo menos fumable que engañe a su organismo. La hambruna es otra asesina que no respeta el tiempo, no le importa que color reine afuera. Atrapados en la esfera.

La medianoche es la ausencia de color, un negro profundo que nos asfixia la confianza.Las criaturas noctámbulas salen encarnando tus peores miedos. Los miedos son la consecuencia de seres de carne y hueso.La violencia se ha mudado definitivamente a nuestras vidas tecnológicamente podridas.Vidas de razones perdidas.

El alba comienza por pintar nuevamente un arco iris de colores turbios que irán cambiando con el tiempo. Las ondas de la atmósfera están recubiertas con betún de manipulación y adornados con una cubierta de felicidad. Una plegaria para los condenados, los desaparecidos, los fusilados, los torturados, los marginados y para el miedo de todos.

El ciclorama de la vida es de color gris injusticiaaunque a veces suele tener tintes de colores felicidad. La guerra parece haber sido diseñada como un mecanismo de defensa de nuestro mundo exterminando nuestras sobrepoblaciones. La balanza de la vida está inclinada hacia la tristeza on kilogramos de ventaja. Nosotros con el alma en una caja.

Oswaldo Perez Cabrera

miércoles, 18 de abril de 2007

CRÓNICA DEL QUE SIEMPRE ESTARÁ

A JOSÉ LUIS “FLIPEOSCOPIO” CARNEIRO ALIAS “EL TÍO”
Sólo recuerdo de mi vida mortal que estaba esperando el metro en la estación Chabacano. Fue entonces cuando caí del andén. Sentí un estremecimiento en todo mi cuerpo, mi temperatura se elevó en un instante; sentía arder mi humanidad y la adrenalina fluir por todo mi ser. Escuché el ruido del tren acercándose y gritos a mi alrededor, traté yo mismo de gritar, de pararme, pero fue inútil. La impotencia era desesperante. De pronto la oscuridad, toda mi vida pasó ante mí en un instante, en una sola toma gigantesca, pero fragmentada. De pronto la tranquilidad, no sentía màs mi cuerpo. De pronto la paz, el dolor había desaparecido por completo.
Me siento ligero, libre para decidir hacia donde ir, sin ataduras ni ligamentos, ni presiones de nada, todo el tiempo para mí, me puedo mover en cualquier dirección, hacia arriba, hacia abajo, pero no llego a ningún lado, sólo hay oscuridad.
Empiezo a sentir una sensación parecida al miedo, a la angustia, ¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí? Tengo temor por dejarlo todo atrás, temor por descubrir algo nuevo. No trataré de luchar, simplemente empiezo a flotar y me dejo llevar. Hay un silencio ensordecedor a mi alrededor. No sé si llevo un segundo o una eternidad aquí. ¿Qué me está pasando? Quiero hablar, quiero gritar, pero no emito ningún sonido. ¿Me estaré moviendo o son las tinieblas las que cambian de lugar? Pero, ¿Hacia dónde voy? Dios mío, ya no sé dónde es arriba, abajo, izquierda o derecha. Me siento perdido, pero sigo relajado completamente.

Veo una luz muy tenue y lejana, parece que se va acercando hacia mí, cada vez más cerca, más brillante, pero no me deslumbra; de pronto me siento dentro de la luz, todo es blanco y brillante, tengo una paz y tranquilidad increíble, siento amor y protección, vuelvo a recordar mi vida, la sensación empieza a desaparecer y comienzan los remordimientos. ¿Por lo qué hice o deje de hacer? De pronto el panorama cambia y se vuelve oscuridad, una oscuridad que tiene un tono rojizo, el calor es insoportable, juraría que estoy en el sol, hay otra luz, una luz naranja, me acerco y entro, ya no hay paz, sólo miedo. Ya no hay tranquilidad, sólo incertidumbre. Ya no hay negrura, sólo horror. Veo frente a mí un paisaje espantoso, es como un mar de fuego, las llamas se levantan a gran altura, veo rostros, hay desesperación, amargura y resignación. Pero todo no lo veo realmente, lo siento, todo es pensamientos que llegan a mí, es otra forma de percepción, es el séptimo sentido que involucra a los otros seis. Todo llega en una especie de imágenes vívidas, muy reales. Siento pánico, esto debe ser el infierno. ¡Dios Mío escúchame, Dios mío perdona mis pecados. El escenario empieza a desaparecer, me encuentro en la luz nuevamente, no hay palabras para describir las sensaciones, yo siempre pensé que sólo había tres dimensiones, pero esto es indescriptible. Debe haber tantas dimensiones como moléculas de agua en el océano. La luz me transmite paz y me cuestiona. ¿Qué has hecho de tu vida? ¿Hacia dónde mereces ir? Sin embargo, estoy confundido, me tomará tiempo acostumbrarme a mi nuevo entorno, no sé si soy bueno o malo. Los dos estados convergen en mí. Repentinamente me encuentro en un paisaje hermoso, todo está lleno de vegetación, plantas exóticas, frutas raras, palacios hermosos, hombres y mujeres sonrientes, llenos de luz, resplandecientes, se besan, hacen el amor frenéticamente, todo el mundo anda desnudo, hay fuentes de vino, comida abundante, manjares exquisitos de todo tipo, nadie trabaja, nadie hace nada, sólo se aman unos a otros, esto debe ser el paraíso, es hermoso, arte en movimiento, arte en vivo, el edén, la arquitectura de Dios.
La escenografía cambia nuevamente, ahora es un sitio gris, la gente esta encadenada con grilletes, todos van formados, el calor es sofocante y todos llevan gruesos abrigos, les dan latigazos, nadie puede hablar, humedad, frío, podredumbre, el calor asfixiante nuevamente, todo se conjunta y cambia a cada paso, la fila se extiende hacia el infinito, monotonía interminable, nadie come ni bebe, caminan sobre clavos, sobre lenguas de fuego, jamas imaginé un sitio tan aberrante, el fascismo es un centro de recreaciones en comparación. Sáquenme de aquí.

Despierto en la cama de un hospital, no hay nadie a mi alrededor, me encuentro solo, pero tranquilo. Repentinamente veo una figura inesperada, un rostro sin expresión, rígida, no distingo su forma y me habla sin hablar: “yo soy la muerte, la que te llevará en poco tiempo, has conocido otras dimensiones, otros mundos, universos paralelos. Dónde todo lo real es fantasía y la fantasía no existe. Dónde tus temores y alegrías son sólo sueños y los sueños no existen. Yo soy el que te guió por el sendero de lo ultranatural, de lo incomprensible, hacia la masa etérea. Y decidiré tu muerte, soy tu guardián interdimensional. No supongas que irás hacia lo que has visto o crees que has visto, no creas que despertarás del sueño de la vida y transitarás otro camino. Ahora no sabes lo que existe o no para ti, ni realmente que eres. Polvo de estrella, partículas que respiran, eres una milésima parte del todo, un error, nosotros no deberíamos de razonar, no sabes lo que es real o no en tu devenir, estamos atrapados, pero tu estas mucho más bajo, sentiría lástima por ti, pero no soy tan primitivo. Tu paseo está a punto de concluir y comprenderás muchas cosas al termino de éste para después volver a olvidarlas, nada podrás hacer. El infierno que visitaste no es nada comparado con tu infierno. En los infiernos que visitaste hay felicidad, los habitantes de él, viven felices en el temor y la desesperación, porque es lo que realmente buscan, en tu infierno la felicidad no ha existido jamás, tal vez no lo comprendas todavía.”
Seres amorfos bailan a mi alrededor, la muerte esta observando sin observar, algunos ríen, tal vez no sea la muerte después de todo, me quieren tocar, pero no pueden. Salgo poco a poco de mi cuerpo y me veo tendido en la cama, no puedo precisar que forma tengo ahora. Ellos me atraviesan, juegan burlones. Me desplazo a velocidades vertiginosas, salgo del cuarto y veo la calle, los automóviles circulan bajo de mí, la gente camina como autómatas, todos son observados, todo está controlado. No puedo ir más allá, algo me ata a mi cuerpo, un cordón plateado, todos somos títeres de algo inmenso, hay mundos paralelos al nuestros, hay caminos insondables, túneles sin fin, rutas sin destinos, rompe el aire que quiero verlos todos, quiero conocer la verdad absoluta, ¡rómpelo! estamos predestinados, como pequeños tornillos de una máquina gigantesca, El alma es eterna, nuestro mundo es un error, un experimento mal hecho, una parte disfuncional, desechos. Nadie busca realmente la felicidad, todo está desviado, nadie comprende, buscan cosas equivocadas, el fin a seguir no es correcto, todo está mal; pero entonces ¿Cuál es nuestro destino? ¿Qué mundo recorreré? Todos seremos castigados, estamos atrapados sin salida, nos tardará una eternidad aprender, evolucionar. ¡Qué horror! Qué cárcel tan espantosa en la que tenemos que vivir. ¿Por qué no se dan cuenta? ¡Reaccionen! No lo hagan, cambien por favor. “Un grito desesperado al mundo, pero vano e inútil.” Otro mensaje de la mal llamada muerte, de la trampa cíclica. “Como ves se podría decir que el cielo y el infierno no existen para ustedes. Para mi hay miles de cielos y de infiernos y los que habitan en ellos viven una felicidad que jamás podrás comprender. Sin embargo, tuviste una probada, el verdadero infierno es el que tú llamas tu hogar. Alguna vez perteneciste a la felicidad, pero ahora... ahora estas condenado. Quantillones de almas vagan en el océano universal, en los miles de mundos y los condenados van a dar a tu infierno, a donde van los que no aprenden, ni aprenderán, los que no evolucionan sino que involucionan, donde parece que estarás eternamente. ¿El espacio? No hay problema, tienen un universo a su disposición, el cual pueden destruir también. No me maldigas, sabes que eres transparente para mí, no tienes ya secretos, los secretos son un vicio propio de ustedes los condenados y una de las razones por las que estarás ahí, al igual que la avaricia, el poder, la hipocresía, su maldad específica, la represión, su falta de amor, su desconfianza, sus absurdas creencias, el oportunismo, el miedo, su estúpido razonamiento, sus mentes desviadas, sus sentimientos tergiversados la lista no acaba. Claro que puedes escapar, no dudes en preguntar, de todas maneras conozco todas tus dudas, logran salir de tu infierno o mejor dicho evolucionar a la siguiente dimensión, dos almas cada mil años de ustedes. Sólo los más fuertes de espíritu, sólo los que logran enfocarse hacia la verdad, solo los que buscan la felicidad sinceramente. Pero no pierdas la Fe, aunque la tengas extraviada ya. Ahora regresa a tu cuerpo y prepárate para tu infierno eterno.
- Doctor, doctor, ha muerto.
- No hemos podido salvarlo, pero hay una expresión de paz en su rostro, murió tranquilo.
Mientras tanto, en la sala este del hospital…
- Es una niña, es una hermosa niña.
- Felicidades mi amor, está preciosa, pero mira, mira como llora, parece que berrea, ya mi bebita linda, ¿O qué? ¿No te gusta el mundo?

OSWALDO PÉREZ CABRERA.

Sexo y estática

Sexo y estática
(visiones en teknikolor)

solía gustarte mi sonrisa
solía gustarte cuando mis dedos exploraban tu territorio de atrás.
Solía gustarte que te llevara de viaje agarrada de mis rodillas.
Solían gustarte mis risas.
Todo estaba tan bien...bien...bien...

Así que la chica subió hasta mi habitación, yo con sobredosis de hongos, ella con sudadera y jeans, sin ropa interior y con aliento alcohólico, su lengua vibrando y yo con la bizarra sensación de aquél que se acaba de despertar con la hierba y el alcohol a tope circulando por mi cerebro como un torrente de sustancias. Sí, la extraño, pero ella me estaba ofreciendo un poco de presente, no el ya perdido pasado lujurioso que ahora reside en mi memoria. Mi torcida memoria. La felicidad es la siembra de la nostalgia. Algunos tragos más antes de que los líquidos corporales se colapsen. Deseo por carne, deseo por perderse en un río de olvido abnegado. Simple concordancia, peligrosa danza. Esta noche, totalmente noche. Oscuridad laberíntica en mi cerebro. Besos lodosos, paisajes espantosos que provocan miedo. El cielo tiene un agujero. La chica acerca su mano hacia mi centro de placer. El porro se precipita entre las sábanas. Yo correspondo con mis dedos. Autómatas mareados acariciándose por el placer de ser. Alucinando. No puedo parar. Imágenes desfilando a través de las neuronas mientras todas las historias han sido contadas y revividas una y otra vez. Mi conciencia maneja una limo por la carretera de la psicodélia atropellando un convoy militar. Mandela está pensando en casarse con la top model del momento. Bush vestido en drag, mea sobre una calle llamada revolución con un porro en su boca parado sobre un tanque de gas estacionario. El pene de Clinton por fin se fuga con una boca de labios gruesos y leprosos. Maldoror se levanta de la tierra de la fantasía hacia la tierra del horror clamando sus niños desnudos. Hussein juega monopolio con cien sombras de él esperando a ser ejecutado, los soldados tienen problemas para adivinar cual es la sombra correcta. Un presidente bestial termina con el ganado de su país. El mayor narcotraficante de cocaína se une al coro de su iglesia local. La última moda de Fidel Castro es teñirse la barba con los colores del arco iris. No existe un lugar en el mundo en donde no haya un prisionero amarrado gracias a leyes invisibles. Y tú eres un prisionero de tu propia cabeza. Deja las drogas lector. El papa es un travestí vestido en su bata noctámbula monocromática. La luna está hecha de látex y el sol de propano. Zeus sigue organizando orgías con dioses de diferentes libros. Tu dios es realmente una mujer, su hijo fue el primer hippie. Bakunin le dice a los anarquistas que usen margaritas en su cabello. El río corre hacia arriba.
Yo siento la humedad de su cuerpo, gimiendo y murmurando a oscuras. ¡Más! ¡Más! Dime que soy una puta, ¡Trátame como a una estúpida perra! Un agujero negro se está tragando el ejército del mundo. Tú has sido programado. Un virus artificial peca con glotonía. La humanidad destruyendo a la humanidad. Los muertos están formando un partido de corte liberal. Maldición. ¿Alguna vez has visto al diablo bailando en su traje de gala? Vende, vende, vende, dinero dinero dinero. Consume borrego, consume. Sigue caminando por el lado derecho. Deja de ser un rebelde de pose. Hasta tu confesor era un rebelde; ahora fornica mujeres caras con tu dinero. Sólo coge el ritmo, arriba y abajo, adentro y afuera. Tan caliente y húmedo. Sade era una monja que masturbaba otras monjas con el crucifijo. Bajo la tierra existe una ciudad en donde escritores como Machen, Lovecraft, Wells, Poe y Dunsany siguen esperando por su ensalada de gusanos panteoneros. Los escritores están en peligro de extinción. Inmortalidad escrita en una hoja blanca de papel. Viviré mientras alguien me lea. Nosotros sólo éramos cuerpos uno para el otro. Seres hedonistas en busca del bienestar corporal. THC diluida en hormonas. La sangre bombeando. El calor y la fricción. El sabor a sal. El sonido de las estrellas. Bukowski piensa que soy un tipazo porque he hecho la paz con el alcohol; él sigue estando tres pies bajo tierra. Tú beberías meados si te dijera que es la última droga, un enteógeno renal. En una isla desierta los presidentes corruptos nadan en una piscina llena de dinero mientras se acarician sus partes íntimas con sus manos avaras. Osama y Bush en un felatio aberrante. Paisajes desoladores de verdes descoloridos y colores arenosos. El océano brilla con ruidos. Los peces lloran su dolor. Desvaneciéndose. Inevitable extinción. Animales carentes de lucha se desploman. Soldados con miedo. Soldados sin cerebro. Los espejos también están perdiendo su capacidad de reflexión. Y las catedrales se erigen como grandes monumentos a la soberbia buscando los activos en la producción de idiotas. Incluso en tu lugar feliz, en tu último refugio hay una guerra en curso. Piensa en algún lugar feliz, todos se han ido, buscando mundos en donde no sean agujereados por el petróleo asesino. Las modelos salen desnudas a manifestarse en contra del cáncer producido en sus caras por una famosa marca de cosméticos; las tetas se balancean rítmicamente de un lado a otro mientras la tinta de las pancartas se corre debido a la lluvia ácida. Un chorro increíble ilumina el cielo. El cabello cosquillea mi rostro y las caderas embisten furiosamente. Enciende el aire, llena tu cuerpo cárcel con deseo y lujuria, nena préndele fuego a la tierra que hay entre mis piernas. Combustiona el aire. Así que la chica se fue después de un orgasmo ruidoso servido con aroma animal y un cocktail de semen. El sol ya estaba saliendo y molestaba a las piedras de mis ojos. Tal vez otra cerveza calme mi cuerpo. Tirado sobre la cama mirando las figuras sinfín del techo blanquecino. No otro desfile. La relajación siempre vendrá a darnos una mano. Noche tormentosa. mi ex... sí, solía gustarte mi sonrisa. ¿es que existe algo más simple que eso? ¿Que la vida misma?

OSWALDO PÉREZ CABRERA

miércoles, 11 de abril de 2007

Oda a Hull

Por los ríos se cuelan los drenajes de mis impolutos pensamientos, bastardos demonios desplegan sus alas imprudentemente dentro de mí cabeza, tengo comezón en el cerebro, tengo demasiados pensamientos, costras de vida, ostras afrodisíacas. Mi normalidad se ha tornado bizarra, buceo dentro de la capa de tinto, me quema el pecho al salir a respirar.

El poeta de los ojos tristes no encuentra espejo alguno para reflejar su mirada confusa, atocigar el alma, que salga el agua del cuerpo. Hoy estamos solos con las botellas pintadas sobre los anaqueles, la lluvia perfora el Domingo solitario enfriando el pavimento aceitosos de este pueblo francófono. Yo siento que las hornillas se han encendido dentro de mi caja toráxica.

¿Qué significa estar aquí? Atrapado en un charco sobre tus rodillas. ¿Qué significa imaginar tus senos majestuosos? Tus comisuras inalcanzables con mi figura de hippie. Los años van. El tiempo se desdobla a una velocidad que nos impide acostumbrarnos al presente efímero. Las calles desiertas deben de significar algo. Octubre siempre me resulta pesado, siempre bebo con la melancolía y la soledad. Siempre me visita la inconformidad, como un virus que me corroe por dentro y me hace moverme. No ´se de qué escapar. No sé por qué me asfixio.

Sobre los aleros del tejado las explosiones de agua. Dentro de mi corteza las implosiones de cordura copulan con los de la locura. Hermanas gemelas antagónicas. La locura de tenerte, la cordura de perderte, la cordura de olvidarte, la locura de visitarte. Me sudan las manos cuando te pienso, ¿Qué idioma me habla esta ciudad. Las nubes se desbaratan sobre mí. Esperamos fantasmas. Perseguimos quimeras.

Hull me trajo un sótano a medio construir. Es decir un rincón del sótano a medio construir, con cables sobre mi cabeza y una alfombra roída bajo mi cuerpo borracho que se tiraba envuelto en un saco de dormir. El pueblo me recibía siempre con una bofetada de aire puro y de nostalgia por quedarme en el pueblo y empezar algo desde cero. Una nueva personalidad que pudiera ser políglota en cuestiones canadienses.

martes, 10 de abril de 2007

RÉQUIEM PARA UN MUNDO

Se despertó como todas las mañanas de su vida. De esa vida que le había parecido tan corta, pero a la vez tan larga. No sabía a ciencia cierta cuánto tiempo había permanecido de esa manera. Así, tan quietecito, tan desinformado. Despertó con la indiferencia e incoherencia de siempre, como todos los amaneceres de su ¿Efímera o eterna existencia? Sin embargo, ese día se sintió diferente, un extraño presentimiento le rasguñaba la mente. Durante meses todo había sido placentero, había tenido esa sensación de flotar en el espacio, de volar bajo olas de mar o nadar entre la brisa de un viento primaveral. Sin preocupaciones, había sentido que tenía todo al alcance de su mano –el mundo es tan pequeño y me quiere tanto- Las millones de partículas amorfas y las geométricas eran sus amigas, todas ellas le platicaban de cosas banales. La oscuridad en ocasiones se tornaba rojiza y le proporcionaba calor, ¡Qué bien se sentía consigo mismo! Incluso Dios le susurró algo alguna vez, lástima, no significaba nada para él, porque no lo necesitaba, ya era libre en su ignorancia ¿El pecado? Podría ser un respiro o una blasfemia, no lo conocía. Inopia adulterada. Una gama de colores se filtraba entre aguas ácidas, un salón desierto, alguien lo esperaba y él no tenía aún su boleto, una marometa en el vacío le demostró que estaba vivo. Quiso sentir amor, pero tampoco lo conocía, quiso sentir odio pero, desconocía la palabra. Registró en su memoria, pero, todo se le escapaba, tenía que escribir algo sobre ella, ¿Acaso tenía recuerdos? Y si los había ¿Cómo saber si eran tristes o felices? ¿Cómo saber el significado de esos vocablos tan subjetivos? ¿Y su nombre? Una etiqueta automatizada en busca de un ser. -¿Y si me río? ¿Y si lloro? ¿Y si escucho lo que tu quieres que escuche?- se alimentaba de ella como una adicción incurable, su visión kaleidoscópica no le permitía ver que era un parásito inconsciente. Pero, ese día, ese día sintió algo en el cálido ambiente, solitario en su vivir ermitaño, una extraña sensación el picoteaba el interior. Conoció el miedo. El vortex que su imaginación dibujaba cual paisaje, el espiral en colores negro y oro, el sabor a sal, todo lo presintió como si lo hubiese vivido un millón de veces antes, su conocimiento lo traicionaba. Su primer Deja Vu le confundía la razón, pero, ¿Cuál razón? Alguien le informó que ya era hora. La maldita y no deseada hora cero, se aterrorizó al empezar a tomar consciencia del momento inevitable. Un escalofrío le recorrió el cuerpecillo, pudo sentir dolor a su alrededor, aquel dolor que pocos pueden experimentar en vida, masoquismo y orgullo convergiendo en el punto. Pena, coraje y obstinación se respiraba en el ambiente, pero él ¿Qué tenía que ver con todo esto? ¿Por qué no lo dejaban en paz? Era imposible, un dictador llamado destino había puesto su dedo en él. Desgraciada predeterminación. ¿Debía dar las gracias o condenar los hechos? ¿Por qué no le consultaron antes? Pero, si no sabía de palabras, de acepciones, ni sinónimos, no significados, hubiese dado lo mismo, las marionetas no conocemos el futuro, ni comprendemos el por qué de nuestro entorno, simplemente nos dejamos llevar por la corriente.
El momento había llegado, el presentimiento era real, no había escapatoria alguna, si tan sólo supiera rezar. Tuvo que despedirse de todas las partículas, de los seres minúsculos, de la paz, de la tranquilidad, de la indiferencia. Comenzó a sentirse arrastrado, luchó por última vez, pero intuyó que sería infructuoso, dio la última maroma y vio el espiral de sus sueños, un túnel con visiones aterradoras, una luz al final del tortuoso camino. Apenas y cabía, su cordón le dificultaba la ruta, le obstaculizaba sus movimientos. Frío y desesperación fueron sus primeras sensaciones, dos sensaciones nuevas añadidas a su psique.
Por fin llegó horrorizado a su destino, un ruido infernal taladraba sus oídos, sintió que su cuerpo se helaba ante el cortante viento, no podía flotar mas, podría despedazarse contra el suelo que lo atraía seduciéndolo sin aceptar un no por respuesta. Paroxismo hacia lo desconocido, cerró sus ojos y desgarró la garganta desahogando y tratando de bloquear su trauma. Descubrió su instinto de supervivencia al verse solo sin su cable salvavidas, sin su entorno mágico, sin su atmósfera de ensueño, Dios lo amenazó y se resignó. Se pensó pionero en un mundo bizarro y alienígena, pero su miedo primitivo ya le era familiar.
Fue manipulado por manos gigantes, nadie le pidió permiso, fue utilizado, sufrió indefenso sus sensaciones primarias, noveles sentimientos, pueril e inocente. Le presentaron al dolor, al frío y al miedo, tres caballeros sin piedad que lo acompañarán por siempre.
- Vive, vive, vives, lloras, sufres, te atosigan, ahora ya eres un esclavo de una puta llamada sociedad. Bienvenido a tu nuevo hogar.
Inmerso en su desesperación, escuchó unos gritos chirriantes que retumbaron en su cabeza, no los pudo comprender, como tampoco comprendía todas aquellas sensaciones desagradables que estaba experimentando. Todo aquello le lastimaba sus tiernos sentidos.
- Es un niño, es un niño, felicidades, es un hermoso y robusto niño.
Él, él se quiso morir.





OSWALDO PÉREZ CABRERA.

CRÓNICA DEL QUE NO ESTÁ

Estaba sentado al pie de la desvencijada puerta. Con la espesura a cuestas sentía el cuerpo oprimido, miró el techo agujereado de estrellas, sentía que su vida dependía de esa llamada, esa maldita llamada que no llegaba; fumó otro cigarro, había perdido la cuenta, desesperado absorbía la nicotina terminando rápidamente con la existencia del Delicado sin filtro. Allí, en el rincón del marco de la puerta se encontraba hundido en la penumbra y el puto teléfono que no sonaba, miró el reloj, marcaba la 1:13 de la mañana y se movía con pasmosa lentitud. Sentía que el corazón se le salía del pecho, quiso llorar pero le fue imposible; estaba al borde del paroxismo, necesitaba conocer la respuesta antes de que su psique lo traicionara. Hundió su cabeza entre sus hombros y gritó desgarrando el silencio que le apesadumbraba. Jadeaba luchando por meter oxígeno en sus pulmones, apretó los ojos con desesperación. Imploró a un ser desconocido que la respuesta fuera favorable, que todo hubiera salido bien, pero ¿Por qué no suena el teléfono? Miró la luna, las nubes jugaban caprichosas a su alrededor, sintió deseos de destrozarlo todo. Sólo era una figura solitaria con una sensación de incertidumbre, una historia en duda, esa espantosa duda que carcome el alma, pero no escuchaba nada, nada interrumpía el inmenso sonido del silencio. Por fin sonó el timbre del aparato sacándolo de su espantoso letargo, corrió trompicándose y tomó el auricular, contestó con voz temblorosa y entre cortada, estaba acalorado y sudaba. Pero, de pronto su sudor se tornó frío, un frío que le heló la sangre. Escuchaba a su interlocutor mientras sentía desfallecer, no decía palabra alguna, sentía que el mundo se derrumbaba y piedras gigantescas caían alrededor de él, sus ojos se llenaron de lágrimas, saladas y amargas, sonidos sónicos a su alrededor, dejó caer el teléfono, la respuesta era irrefutable, todo había acabado; se mesó los cabellos, luego apretó la cara en una mueca horrible, soltaba alaridos y berridos, cayó de rodillas, ya casi sin fuerzas. Aquella voz había destrozado su vida, su vida que ahora carecía de sentido. Su paisaje se había vuelto hueco, color sepia, su mirar se volvió opaco, el dolor era insoportable, “hicimos todo lo posible” retumbaba en sus sienes como toneladas de martillos, taladraba su cerebro; sentía su cuerpo vacío y mordió sus labios hasta destrozarlos, ahora el llanto era una constante, sentía que le faltaba el aire, que se ahogaba ¿Dónde estás? Ese peso abrumador, esa sensación de ya no más, esa impotencia insoportable, maldecía al mundo, a los dioses; ese coraje que brotaba de cada uno de sus poros y el “¿Por qué?” que jamás falta en boca de los desgraciados y los condenados. La maldita suerte le jugó chueco y le dio la espalda. Se sentía ya sin fuerzas, sin lágrimas para llorar, su alma se había fugado, la razón estaba dislocada y el espíritu tergiversado, sentía sus nervios a flor de piel y por sus venas sólo corría hiel. Se arrastró hacia un rincón de la sala, parecía ahora un muerto viviente, la palidez como la nieve dibujó su rostro; la muerte le había coqueteado. Tomó aquella escopeta suficientemente poderosa como para derribar un elefante. Se movía con pesadez y sólo el instinto de escapar dictaba su proceder. La cargó y apoyó su cara sobre el cañón, frío metálico, probó una vez mas el agua salada que emanaba de sus ojos, se recargó en la pared y vio un abismo infinito en los dos agujeros que tenía frente a él. Recordaba los momentos felices, los días que jamás volverán, el recuerdo que hiere. Veía su vida como una película de humor negro, lo tuvo todo y ahora sólo queda desolación y dolor, mientras más alto vuelas más dura es la caída, su madre, su padre, todos los seres queridos, todos se habían ido ya, y ella, su soporte, ahora era sólo una memoria más, es insoportable. Se golpeó la cabeza contra la pared, el silencio siguió ofreciendo su concierto y su compañía, la única compañía que ahora tenía. Desgajado el destino, con luz roja el futuro, en el olvido los proyectos, las ilusiones incineradas, los anhelos y las esperanzas enterradas, todos le habían dicho adiós, sólo su sombra roja quedará como testigo de la amargura, de la densa niebla de la desesperación que ahora lo cubre todo. Perdió la apuesta con la vida y ésta se cobró con una broma macabra. Una vez más recordó su vida y los fantasmas danzaron y pisotearon su alma. Una vez más la muerte le mostró sus dientes podridos, una vez más lo tocó con su fría mano, inmisericorde; una vez más escuchó su cavernosa voz, una vez más le dolió la vida, una vez más se desesperó y gritó. Se golpeó la cabeza contra la pared, un hilo de sangre escurrió sobre ella, su dedo borracho buscó el gatillo, su mano ciega lo guió hacia la ruta del escape, imaginó sus sesos esparcidos por toda la habitación y el tinte carmín que sería su nueva decoración. Insultaría al silencio con una explosión. Adiós silencio, pero éste regresaría como siempre, como un puto recordatorio de que no pasa nada. Gemía torpemente, como un animal herido de muerte, un canto horrible que arrebata làgrimas hasta el màs duro. Un canto distorcionado que trataba de asemejarse al de los cisnes antes de morir.
Fijó la mirada, apretó sus dientes con fuerza hasta escuchar un zumbido chirriante, jaló del gatillo, su propio verdugo. Un estallido, un Flashazo y todo acabó, un destello de fuego y ahora todo terminó.



OSWALDO PÉREZ CABRERA.

lunes, 2 de abril de 2007

Semana Santa

Yo recuerdo que me enamoré de una chica de ojos verdes en una de la unicas veces que fui a misa, después me la encontré en un pueblo que se llama Oaxtepec, pero como íbamos con nuestras familias y no gozábamos de mucha independencia pues jamás la volví a ver. Por eso odio la semana santa y por eso decidí emborracharme cada viernes santo en honor a sus ojos verdes. LUT 138 esta va por ti.