domingo, 8 de julio de 2007

Diario de un operador de Lineas calientes Parte Cuatro Mas Fraudes

Más Fraudes

Resultaría mucho más sencillo pagar por una membresía que pasar por las penurias y el sufrimiento que pasan nuestros distinguidos clientes, vagos e ignorantes para entrar en las líneas calientes. El nivel de fraude de estos especimenes está cabrón. Las banderas rojas pululan por nuestros archivos. Nosotros utilizamos el número de Seguro Social para verificar a los clientes, por lo que se podrán imaginar la cantidad de situaciones malas que se dan en torno a estos 9 numeritos mágicos. El SSN es como el código de barras de los humanos residentes en los Estados Unidos, así como el Social Insurance Number en Canadá.

Tenemos a los Imberbes mocosos inventando números:
-mmmmmm my numbar is 123456789.- dicen los neandertalitos.

El tipo malviviente que se roba la cartera y usa la identificación de su victima, un ejemplo claro es cuando llama un blanco, rosado o un negro que se dicen llamar ricardou farnandasss y todavía se atreven a decirlo con una desfachatez con su acento sureño y una capacidad verbal que denota a leguas que es la primera vez que lee ese nombre impreso en la tarjeta de Seguro social robada de algún pobre paisano nuestro.
O simplemente el retardado adolescente que toma la tarjeta del abuelo muerto del baúl de los recuerdos y trata de usurpar su identidad y cuando llegamos a la pregunta que tiene que ver con su fecha de nacimiento responde con naturalidad 1899, and how old are you? Pregunto sorprendido por su longevidad y aguante, además de que bien conservada tiene la voz. Pero cuando dice 75 años y mi mente de calculadora computa rápidamente el dato, es que descubro que es underage, es decir un chamaco nalgas meadas que merece ser bloqueado y exterminado de las líneas calientes.

Malditos fraudulentos descerebrados, ellos creen que tenemos algún tipo de base de datos en donde podemos ver el número de la tarjeta con el nombre del tarjetahabiente. Imposible. Entonces por eso nos dan el nombre que aparece en la tarjeta, aunque sea robada o de algún familiar, por eso tenemos Shamikas que hablan como Barry White. No comprenden que nosotros solo verificamos la identidad de la persona, no la identidad de la tarjeta, así que tranquilamente nos podrían dar su nombre verdadero y verificar su información y darnos la tarjeta de Laquanda, de todas formas ya tienen su crédito cagado y si persiguieran a todos los fraudulentos en ese país hasta el presidente tendría que hacer tiempo en la sombra.

Por ejemplo, tenemos el caso del señor Macías, un fonochatero (nos ocuparemos de la línea hispana y sus usuarios en otro capítulo) el tipo tiene 45 tarjetas de crédito en su archivo o file, me da una nueva tarjeta que declina, Mister Macías suelta una interjección que denota asombro, me interpela. Cómo es posible que no pase? Desconozco la respuesta pero le ofrezco usar alguna de las otras 45 tarjetas a lo que responde, es la ÚNICA tarjeta que tengo. ¿Serán robadas todas las anteriores? ¿estarán todas reventadas? ¿deberá miles y miles de dólares? La vida del señor Macías se convierte en un misterio, como todos los descerebrados que llaman aquí. Uno no puede sino preguntarse ¿Cómo sobreviven en la vida real?
Así como el fonoratero se sorprendió que la tarjeta haya sido rechazada se sorprendió un usuario que atendió Fanciulli que incluso vocalizó su asombro de la siguiente manera:
-Cómo es posible que no pase, tiene que pasar la tarjeta, se la acabo de robar a una señora en la calle, le acabo de robar la bolsa hace unos minutos.
Otro bobo se robó una tarjeta con fecha de expiración 10 mes del año 2006 y todavía pregunta porque no pasa.

Me pregunto si he hablado con violadores, con asesinos, muchas veces hablan diciendo que acaban de salir de la cárcel, no es de extrañarse, el 25% de la población carcelaria del mundo está en ese país. A veces cuando escucho sus sonidos guturales me cuestiono si estaré hablando con un asesino serial.
Pero siguiendo con los fraudes, tenemos también el típico caso del coleccionista de agencias de recolección. El maldito fraudulento que siempre usa cheques de cuentas ya cerradas e inexistentes, o simplemente aprende que solo necesita darnos un número correcto de ruta para que nuestro sistema acepte la chequera, entonces pueden inventar cualquier número de cuenta. Pero la compañía no pierde dinero ya que los minutos no son tangibles, no hay que producirlos y se mandan a todos los fraudulento a una agencia de cobranzas que paga dinero por adquirir la deuda.

despues seguimos con otros ejemplos...

Oswaldo Perez Cabrera

1 comentario:

Anónimo dijo...

Malditos fradulentos de mierda.