domingo, 26 de agosto de 2007
Mama Pulpa en Vivo en The Morning After Show la cancion es Supermercado
Video tomado por Jason Pawlett
The Morning After Show es conducido por Oswaldo Perez Cabrera en CITR para el mundo
Entrevista con Alfredo de Mama Pulpa on The Morning After Show
www.myspace.com/sonicvortex
rock and roll todos los Martes 11:30 AM lo pueden bajar en www.citr.ca despues vayan a Podcast y bajo Eclectic The Morning After Show
PESCADOS
I
1.- Cuando Carlos recibió el pez, nunca se imaginó el valor del paquete que le había llegado. Carlos era un niño de 12 años, de tiernos sentimientos, de orejas prominentes y poseedor de una calvicie poco frecuente en los humanos de su edad. Su padre, Miguel, aceptó el regalo marino y lo pusieron en una pecera tercermundista que albergaba formas de vida del reino fungi. La pecera tenía un decorado a la Neptuno descansando en un coral de plástico chino. El pez pareció poner mala cara cuando respiró aquellas aguas cargadas de químicos y valientemente comió las migajas que salieron de una bolsa arrugada por el tiempo y la humedad con una fecha de caducidad inexistente. Incluso pudo olfatear en las moléculas de hidrógeno y oxígeno el cadáver de algún otro pez, de seguro el antiguo morador de esa cárcel de vidrio. El olor a muerte que penetra incluso el concreto pero que es tan necesaria para la vida. El pez parecía ver a Carlos a través del distorsionado y sucio cristal de su nueva morada.
2.- Carlos siempre tuvo problemas en la escuela. Su apariencia lo hacía el blanco perfecto para las bromas más crueles que pueden salir de la imaginación volátil de un niño. El cinco, la gasolina, el chore, el dumbo, el mesobas, el sumo y los más obvios como el pelón y el orejón. Pese a su fealdad, Carlos poseía una inocencia poco común en los niños de hoy. Generalmente se sentaba refugiado en la última paleta del salón; la que quedaba arrumbada en una esquina y que estaba hecha de una madera ya castigada por el paso de los días; una paleta color café descolorido. Las muchachas lo defendían a veces, pero él sabía que cargaba un estigma que dañaba con riesgo de naufragio su autoestima. Los maestros no le prestaban mucha atención ya que los encargados de nuestra educación no comulgan con la apatía. Rara vez participaba en clase y sus únicas alegrías se las proporcionaba su padre.
3.- Miguel siempre fue muy trabajador. Se podría decir sin riesgo a equivocarse que fue el ejemplo perfecto de un muchacho media clase o de “buena familia”. El estereotipo del mexicano burgués. Sin embargo, nunca tuvo cambios drásticos en su vida y su primera descarga de adrenalina fue cuando le hizo el amor a su esposa por primera vez. La segunda cuando se enteró que iba a ser padre y su emoción más fuerte cuando intentó ver el nacimiento de su hijo porque era lo que dictaba la moda de ese entonces. Por eso, aunque su mujer lo haya abandonado por un marinero de agua dulce, su hijo sigue siendo su mayor orgullo. Así que cuando Ernesto le regaló el pez inmediatamente pensó en su hijo y en lo feliz que se pondría al recibir tan bonito detalle y muestra de afección por parte de su progenitor.
4.- Ernesto también había crecido en la generación y el círculo de Miguel, pero él se decantó más hacia las artes carnales y las enseñanzas que provenían de profetas barbados de cabellos amarillos y largos. Después descubrió algunos negocios lucrativos cuyo único inconveniente era la ilegalidad. Pero una vez sorteado el primer obstáculo y probado las mieles de la ambición se dedicó a la tranza de tiempo completo asegurando un futuro lleno de suerte e incertidumbre. El pez en cuestión se lo había traído de un río caudaloso de Sudamérica junto con una variedad de animales que entraron sin pasaporte ni visa al país. No se sabe a ciencia cierta por qué motivo fue víctima de un sentimiento de simpatía y bondad y le regaló el espécimen a su amigo de la infancia. Tal vez porque ya había lucrado bastante con las otras especies u otras sustancias y las cosas se empezaban a poner calientes. Quizás porque Vicente le había dicho que ese pez no tenía gran valor, ya que era exportado en masa a países segundo mundistas para ser consumidos en una cadena de comida rápida de apellido escocés.
5.- Vicente siempre sería la oveja negra de cualquier familia que se precie de ser una célula social respetable; mal hablado, vividor y vicioso durante todos sus años de adolescente. La virtud que le ha servido de ángel de la guarda es su habilidad para mentir o para construir historias en torno suyo que lo convierten en algún caballero de la corte o en algún héroe de guerrilla o en el mejor de los casos en un conocedor de algún oficio poco frecuente; así llegó al acuario. Un día que había fumado su dosis diaria de mariguana, su pan de cada día, fue aceptado como reemplazo temporal de emergencia en el acuario debido a la huelga de la Unión de Trabajadores Marítimos de Especies en Cautiverio en Acuarios y Museos S.A. de C.V. que pedían una cobertura médica amplia que los protegiera de especies venenosas y un tratamiento completo contra alergias a bacterias acuáticas.
II
6.-Unas semanas después de haber hecho su contribución a los libros de la buena voluntad, Ernesto reconoció el pez cuando hojeaba una revista patrocinada por alguna organización verde que catalogaba especies raras. El perineoscopus palidus era su nombre científico y aparentemente su especie estaba al borde de la extinción agarrada solamente por un fino cordón lista para caer en el abismo del olvido. Unas gotas de sudor recorrieron su frente y tardó en decidirse que temperatura tenía. Hizo cálculos mentales y decidió que si el acuario tomaba posesión de ese pez su nombre se haría de una buena reputación y además era probable que recibiera una buena cantidad de dinero tan necesario en estos días de crisis y globalización. Así que se tuvo que armar de valor y comentó la situación con un decano de las aguas que trabajaba con chente y quien se ofreció a ir a identificar al espécimen y tratar de convencer al nuevo propietario que cediera los derechos sobre el pez en caso de resultar aquella belleza exótica. Sintió un poco de remordimiento por quitarle el perineoscopus palidus a su entrañable amigo, el Miguelón, pero al fin y al cabo un pez es un pez.
7.- El decano sabía que iba a morir pronto y que si no hacía algún descubrimiento importante su nombre se iría directito a las páginas no leídas de los obituarios. Por lo que aceptó ir a reconocer a aquel invaluable perineoscopus palidus. Los años se van acumulando en el cuerpo humano como si fuesen losas de concreto o como si cada día nos golpearan tratando de demolernos hasta que el alma decide que el cuerpo está demasiado dañado y antes de que se derrumbe por completo escapa hacia otra dimensión. El alma del decano ya estaba en tiempos de compensación y parecía que nada más estaba esperando a que la fortuna le hiciera un último y perenne favor. Al llegar a la casa de Miguelón y ver aquella especie nadando en la pecera rectangular sintió que sus ojos brillaban y después de muchos años una sensación que no era dolorosa recorrió su cuerpo. Era un perineoscopus palidus, no le importó que su premio, de cualquier institución que fuese, fuera a parar a alguna Asociación civil o en el peor de los casos a una beneficencia. Inmediatamente amenazó a la familia con que ese pez estaba protegido y que estaban cometiendo un delito federal internacional debido a varias leyes que estaban siendo violadas en algunos códigos del mundo incluido este país. El decano recomendó a Miguel rendir el perineoscopus.
8.- Miguel asustado y siendo el hombre correcto que era, decidió que no valía la pena pasar una temporada en la cárcel debido a un animal de agua dulce. Un pescado que tantas veces había degustado en los mercados de playas populares y restaurantes de mariscos. ¿Que diferencia había para él? Un huachinango era lo mismo que una trucha, un atún o una sardina. La palabra patrañas recorrió su mente mientras pensaba cómo podía un pez de nombre tan ridículo ser tan valioso para la humanidad, por lo menos la humanidad que vivía en algunos países más cultos aparentemente. Incluso bromeó que lo pensaban sazonar con ajo y limón y servirlo de botana y entretenimiento en algún cotejo deportivo. Después se dio cuenta de las lágrimas que brotaban de los ojos de su hijo al darse cuenta que sería despojado de su nueva mascota. Después de negociar la pérdida logró que los dejaran llevar el tesoro nadador al día siguiente para que su hijo pudiese despedirse de él y seguirle explicando durante toda la noche los efectos de un ecosistema desbalanceado que él mismo jamás logró ni logrará entender. Pensó en cadenas, pero no supo encadenar las ideas. Aún así, logró convencer a su amigo y al científico y pasaron a la discusión metafísica de la existencia de los peces.
9.- Carlos lloró inconsolable y maldijo al mundo algunas veces. A él qué carajos le importaba si el Perineos Annus o como se llamara tuviera fama mundial o quedaran pocos en el mundo, mejor aún. Él quería ser el único poseedor de esa joya marina que además era un regalo de su padre, un presente de su ídolo. Cómo podía confiar su pertenencia con valor sentimental al humano cuando ellos mismos los descuidaron al grado que quedan tan pocos en el mundo y los pocos que quedan los quieren encerrar. Sin embargo, tuvo confianza en el padre que puso a los Zoólogos y Biólogos a la altura de ángeles salvadores con uniformes de Noé que venían a salvar a las especies de las garras de la contaminación y la negligencia del hombre. Porque al final uno nunca es culpable, el culpable es el hombre que son todos los billones que sobran afuera de nuestro círculo. Ellos son los culpables de que muchas especies se vayan al abismo del olvido y sólo existan en fotografías y recuerdos disfrazados de cadáveres. Al día siguiente tomaron café con lágrimas y pusieron al perineoscopus palidus en un contenedor que serviría de su avión de tercera clase.
10.- El perineoscopus tuvo un mal presentimiento y un mareo al ser transportado. Imágenes bizarras cruzaron por sus ojos turbios; mundos torvos que rebasaron su imaginación. Por supuesto no comprendió por qué su entorno cambiaba tan frecuentemente y le era tan difícil conseguir alimento que supiera a tal. Ahora el plástico era más ligero, incluso su nariz llegó a doblarlo al chocar con una de las paredes oblicuas. Ahora vivía en una esfera amorfa. No comprendía los ojos llenos de lágrimas de ese ser extraño carente de pelo, ni los ojos apagados del hombre de las canas y los ojos color rojo del hombre que lo recibía tambaleante sin saber qué hacer y con una apariencia preocupada como la que portan los que no saben cómo proceder.
Al final, después de una larga espera en la que veía que el agua comenzaba a ponerse más pesada, decidieron ponerlo en un estanque más grande. Al principio sintió un gran alivio al llenar sus branquias de agua fresca, pero muy pronto, tal vez demasiado pronto, su momentáneo placer se convirtió en pánico al oler otra vez ese penetrante olor a muerte. Lo que siguió después fue una sombra que se le acercó por detrás sin darle tiempo de escapar. Lo último que vio fue la boca de una megamasteovaginolus carnivurus que lo despedazó casi inmediatamente.
Epílogo:
1.- El Perineoscopus Palidus está en niveles críticos de extinción y la web site de la Fundación Salvadora de Especies Coloridas de las Selvas Circundantes al Ecuador que sería la única que los podría llegar a salvar amenaza con colapsarse por falta de apoyo.
2.- Carlos sufrió un golpe muy duro y un trauma que lo llevó durante toda su vida a pisar las salas de varios psicólogos y psiquiatras especializados en traumas infantiles. Desarrolló varias fobias relacionadas con el agua y una alergia a cualquier alimento proveniente del mar.
3.- Miguel siguió siendo un hombre X y pasó sin pena ni gloria. Su único logro positivo fue el de crear una vida más en este mundo, y no sé si eso siga siendo positivo hoy en día, su único logro negativo si es que existe tal oximoron fue la de contribuir a la extinción de una especie debido a su ignorancia.
4.- Ernesto está retirado en una cárcel de máxima seguridad disfrutando de sus ahorros que le permiten introducir toda clase de vicios mundanos incluidas la mujeres y drogas varias. Espera salir a tiempo para hacer un último viaje por las selvas amazónicas.
5.- Vicente confesó que estaba demasiado mariguano ese día que murió la esperanza de los perineos como les decía de cariño. Pero sólo se lo confesó a un par de amigos en una borrachera y con carácter de extraoficial. La versión oficial reza que nunca existió tal pez en ese acuario.
6.- El decano sufrió un ataque cardíaco y falleció al llegar a su casa cuando comenzó a darse cuenta de todas las emociones sufridas ese día y todas las que sufriría después al ser reconocido mundialmente como salvador de una especie exótica. Junto a su cadáver se encontró una nota de agradecimientos para una entrega de premios importante.
Se cree que su alma vaga con la de los Perineoscopus.
Oswaldo Perez Cabrera
P E S C A D O S
P O R
S O N I C V O R T E X
1.- Cuando Carlos recibió el pez, nunca se imaginó el valor del paquete que le había llegado. Carlos era un niño de 12 años, de tiernos sentimientos, de orejas prominentes y poseedor de una calvicie poco frecuente en los humanos de su edad. Su padre, Miguel, aceptó el regalo marino y lo pusieron en una pecera tercermundista que albergaba formas de vida del reino fungi. La pecera tenía un decorado a la Neptuno descansando en un coral de plástico chino. El pez pareció poner mala cara cuando respiró aquellas aguas cargadas de químicos y valientemente comió las migajas que salieron de una bolsa arrugada por el tiempo y la humedad con una fecha de caducidad inexistente. Incluso pudo olfatear en las moléculas de hidrógeno y oxígeno el cadáver de algún otro pez, de seguro el antiguo morador de esa cárcel de vidrio. El olor a muerte que penetra incluso el concreto pero que es tan necesaria para la vida. El pez parecía ver a Carlos a través del distorsionado y sucio cristal de su nueva morada.
2.- Carlos siempre tuvo problemas en la escuela. Su apariencia lo hacía el blanco perfecto para las bromas más crueles que pueden salir de la imaginación volátil de un niño. El cinco, la gasolina, el chore, el dumbo, el mesobas, el sumo y los más obvios como el pelón y el orejón. Pese a su fealdad, Carlos poseía una inocencia poco común en los niños de hoy. Generalmente se sentaba refugiado en la última paleta del salón; la que quedaba arrumbada en una esquina y que estaba hecha de una madera ya castigada por el paso de los días; una paleta color café descolorido. Las muchachas lo defendían a veces, pero él sabía que cargaba un estigma que dañaba con riesgo de naufragio su autoestima. Los maestros no le prestaban mucha atención ya que los encargados de nuestra educación no comulgan con la apatía. Rara vez participaba en clase y sus únicas alegrías se las proporcionaba su padre.
3.- Miguel siempre fue muy trabajador. Se podría decir sin riesgo a equivocarse que fue el ejemplo perfecto de un muchacho media clase o de “buena familia”. El estereotipo del mexicano burgués. Sin embargo, nunca tuvo cambios drásticos en su vida y su primera descarga de adrenalina fue cuando le hizo el amor a su esposa por primera vez. La segunda cuando se enteró que iba a ser padre y su emoción más fuerte cuando intentó ver el nacimiento de su hijo porque era lo que dictaba la moda de ese entonces. Por eso, aunque su mujer lo haya abandonado por un marinero de agua dulce, su hijo sigue siendo su mayor orgullo. Así que cuando Ernesto le regaló el pez inmediatamente pensó en su hijo y en lo feliz que se pondría al recibir tan bonito detalle y muestra de afección por parte de su progenitor.
4.- Ernesto también había crecido en la generación y el círculo de Miguel, pero él se decantó más hacia las artes carnales y las enseñanzas que provenían de profetas barbados de cabellos amarillos y largos. Después descubrió algunos negocios lucrativos cuyo único inconveniente era la ilegalidad. Pero una vez sorteado el primer obstáculo y probado las mieles de la ambición se dedicó a la tranza de tiempo completo asegurando un futuro lleno de suerte e incertidumbre. El pez en cuestión se lo había traído de un río caudaloso de Sudamérica junto con una variedad de animales que entraron sin pasaporte ni visa al país. No se sabe a ciencia cierta por qué motivo fue víctima de un sentimiento de simpatía y bondad y le regaló el espécimen a su amigo de la infancia. Tal vez porque ya había lucrado bastante con las otras especies u otras sustancias y las cosas se empezaban a poner calientes. Quizás porque Vicente le había dicho que ese pez no tenía gran valor, ya que era exportado en masa a países segundo mundistas para ser consumidos en una cadena de comida rápida de apellido escocés.
5.- Vicente siempre sería la oveja negra de cualquier familia que se precie de ser una célula social respetable; mal hablado, vividor y vicioso durante todos sus años de adolescente. La virtud que le ha servido de ángel de la guarda es su habilidad para mentir o para construir historias en torno suyo que lo convierten en algún caballero de la corte o en algún héroe de guerrilla o en el mejor de los casos en un conocedor de algún oficio poco frecuente; así llegó al acuario. Un día que había fumado su dosis diaria de mariguana, su pan de cada día, fue aceptado como reemplazo temporal de emergencia en el acuario debido a la huelga de la Unión de Trabajadores Marítimos de Especies en Cautiverio en Acuarios y Museos S.A. de C.V. que pedían una cobertura médica amplia que los protegiera de especies venenosas y un tratamiento completo contra alergias a bacterias acuáticas.
II
6.-Unas semanas después de haber hecho su contribución a los libros de la buena voluntad, Ernesto reconoció el pez cuando hojeaba una revista patrocinada por alguna organización verde que catalogaba especies raras. El perineoscopus palidus era su nombre científico y aparentemente su especie estaba al borde de la extinción agarrada solamente por un fino cordón lista para caer en el abismo del olvido. Unas gotas de sudor recorrieron su frente y tardó en decidirse que temperatura tenía. Hizo cálculos mentales y decidió que si el acuario tomaba posesión de ese pez su nombre se haría de una buena reputación y además era probable que recibiera una buena cantidad de dinero tan necesario en estos días de crisis y globalización. Así que se tuvo que armar de valor y comentó la situación con un decano de las aguas que trabajaba con chente y quien se ofreció a ir a identificar al espécimen y tratar de convencer al nuevo propietario que cediera los derechos sobre el pez en caso de resultar aquella belleza exótica. Sintió un poco de remordimiento por quitarle el perineoscopus palidus a su entrañable amigo, el Miguelón, pero al fin y al cabo un pez es un pez.
7.- El decano sabía que iba a morir pronto y que si no hacía algún descubrimiento importante su nombre se iría directito a las páginas no leídas de los obituarios. Por lo que aceptó ir a reconocer a aquel invaluable perineoscopus palidus. Los años se van acumulando en el cuerpo humano como si fuesen losas de concreto o como si cada día nos golpearan tratando de demolernos hasta que el alma decide que el cuerpo está demasiado dañado y antes de que se derrumbe por completo escapa hacia otra dimensión. El alma del decano ya estaba en tiempos de compensación y parecía que nada más estaba esperando a que la fortuna le hiciera un último y perenne favor. Al llegar a la casa de Miguelón y ver aquella especie nadando en la pecera rectangular sintió que sus ojos brillaban y después de muchos años una sensación que no era dolorosa recorrió su cuerpo. Era un perineoscopus palidus, no le importó que su premio, de cualquier institución que fuese, fuera a parar a alguna Asociación civil o en el peor de los casos a una beneficencia. Inmediatamente amenazó a la familia con que ese pez estaba protegido y que estaban cometiendo un delito federal internacional debido a varias leyes que estaban siendo violadas en algunos códigos del mundo incluido este país. El decano recomendó a Miguel rendir el perineoscopus.
8.- Miguel asustado y siendo el hombre correcto que era, decidió que no valía la pena pasar una temporada en la cárcel debido a un animal de agua dulce. Un pescado que tantas veces había degustado en los mercados de playas populares y restaurantes de mariscos. ¿Que diferencia había para él? Un huachinango era lo mismo que una trucha, un atún o una sardina. La palabra patrañas recorrió su mente mientras pensaba cómo podía un pez de nombre tan ridículo ser tan valioso para la humanidad, por lo menos la humanidad que vivía en algunos países más cultos aparentemente. Incluso bromeó que lo pensaban sazonar con ajo y limón y servirlo de botana y entretenimiento en algún cotejo deportivo. Después se dio cuenta de las lágrimas que brotaban de los ojos de su hijo al darse cuenta que sería despojado de su nueva mascota. Después de negociar la pérdida logró que los dejaran llevar el tesoro nadador al día siguiente para que su hijo pudiese despedirse de él y seguirle explicando durante toda la noche los efectos de un ecosistema desbalanceado que él mismo jamás logró ni logrará entender. Pensó en cadenas, pero no supo encadenar las ideas. Aún así, logró convencer a su amigo y al científico y pasaron a la discusión metafísica de la existencia de los peces.
9.- Carlos lloró inconsolable y maldijo al mundo algunas veces. A él qué carajos le importaba si el Perineos Annus o como se llamara tuviera fama mundial o quedaran pocos en el mundo, mejor aún. Él quería ser el único poseedor de esa joya marina que además era un regalo de su padre, un presente de su ídolo. Cómo podía confiar su pertenencia con valor sentimental al humano cuando ellos mismos los descuidaron al grado que quedan tan pocos en el mundo y los pocos que quedan los quieren encerrar. Sin embargo, tuvo confianza en el padre que puso a los Zoólogos y Biólogos a la altura de ángeles salvadores con uniformes de Noé que venían a salvar a las especies de las garras de la contaminación y la negligencia del hombre. Porque al final uno nunca es culpable, el culpable es el hombre que son todos los billones que sobran afuera de nuestro círculo. Ellos son los culpables de que muchas especies se vayan al abismo del olvido y sólo existan en fotografías y recuerdos disfrazados de cadáveres. Al día siguiente tomaron café con lágrimas y pusieron al perineoscopus palidus en un contenedor que serviría de su avión de tercera clase.
10.- El perineoscopus tuvo un mal presentimiento y un mareo al ser transportado. Imágenes bizarras cruzaron por sus ojos turbios; mundos torvos que rebasaron su imaginación. Por supuesto no comprendió por qué su entorno cambiaba tan frecuentemente y le era tan difícil conseguir alimento que supiera a tal. Ahora el plástico era más ligero, incluso su nariz llegó a doblarlo al chocar con una de las paredes oblicuas. Ahora vivía en una esfera amorfa. No comprendía los ojos llenos de lágrimas de ese ser extraño carente de pelo, ni los ojos apagados del hombre de las canas y los ojos color rojo del hombre que lo recibía tambaleante sin saber qué hacer y con una apariencia preocupada como la que portan los que no saben cómo proceder.
Al final, después de una larga espera en la que veía que el agua comenzaba a ponerse más pesada, decidieron ponerlo en un estanque más grande. Al principio sintió un gran alivio al llenar sus branquias de agua fresca, pero muy pronto, tal vez demasiado pronto, su momentáneo placer se convirtió en pánico al oler otra vez ese penetrante olor a muerte. Lo que siguió después fue una sombra que se le acercó por detrás sin darle tiempo de escapar. Lo último que vio fue la boca de una megamasteovaginolus carnivurus que lo despedazó casi inmediatamente.
Epílogo:
1.- El Perineoscopus Palidus está en niveles críticos de extinción y la web site de la Fundación Salvadora de Especies Coloridas de las Selvas Circundantes al Ecuador que sería la única que los podría llegar a salvar amenaza con colapsarse por falta de apoyo.
2.- Carlos sufrió un golpe muy duro y un trauma que lo llevó durante toda su vida a pisar las salas de varios psicólogos y psiquiatras especializados en traumas infantiles. Desarrolló varias fobias relacionadas con el agua y una alergia a cualquier alimento proveniente del mar.
3.- Miguel siguió siendo un hombre X y pasó sin pena ni gloria. Su único logro positivo fue el de crear una vida más en este mundo, y no sé si eso siga siendo positivo hoy en día, su único logro negativo si es que existe tal oximoron fue la de contribuir a la extinción de una especie debido a su ignorancia.
4.- Ernesto está retirado en una cárcel de máxima seguridad disfrutando de sus ahorros que le permiten introducir toda clase de vicios mundanos incluidas la mujeres y drogas varias. Espera salir a tiempo para hacer un último viaje por las selvas amazónicas.
5.- Vicente confesó que estaba demasiado mariguano ese día que murió la esperanza de los perineos como les decía de cariño. Pero sólo se lo confesó a un par de amigos en una borrachera y con carácter de extraoficial. La versión oficial reza que nunca existió tal pez en ese acuario.
6.- El decano sufrió un ataque cardíaco y falleció al llegar a su casa cuando comenzó a darse cuenta de todas las emociones sufridas ese día y todas las que sufriría después al ser reconocido mundialmente como salvador de una especie exótica. Junto a su cadáver se encontró una nota de agradecimientos para una entrega de premios importante.
Se cree que su alma vaga con la de los Perineoscopus.
Oswaldo Perez Cabrera
P E S C A D O S
P O R
S O N I C V O R T E X
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Cuentos mas o menos normales,
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jueves, 9 de agosto de 2007
Cuento erotico en un camion
Oswaldo Perez Cabrera
Abordé el camión, el único asiento vacío estaba junto a una cabellera negra. Era la chica de la banca, la chica que escribía sentada en la estación mientras esperábamos que se anunciara nuestra partida o nuestro regreso como se quiera ver. Se trataba de regresar del frío para mí, para ella partir hacia el sur. La chica escribía sobre un cuaderno viejo, parecía que hacía anotaciones del lugar. La estación tenía una luz mortecina que hacía juego con su atavío negro y la recién llegada noche que ya aplastaba el crepúsculo. Salí a fumar y cuando regresé los pasajeros ya habían abordado el autobús.
Se volteó cuando sintió que me sentaba junto a ella, sus ojos estaban enmarañados y su aliento emanaba un olorcillo a licor, me sonrió pesadamente y se presentó con un nombre que recordaba a la naturaleza. No era particularmente bella, y parecía tener más edad que la que realmente tenía.
-tengo 17 años y voy a ver a Sonic Youth a Seattle.- dijo mientras platicábamos casualmente, yo solo voy hacia Vancouver donde vivo, le respondí. Sonic Youth es mi grupo favorito.
-¿quieres algo de licor?- me ofreció mientras sacaba una anforita de fireball, gracias, te lo cambio por un toque, le respondí mientras ella sonreía y yo tomaba un trago.
El autobús emprendió su camino mientras seguíamos con la plática casualmente, mirándonos los labios de vez en cuando, le pregunté acerca de lo que estaba escribiendo en la estación. Me respondió que hacía pequeñas historias de la gente.
-Veo a las personas interesantes y le hago una pequeña historia, por ejemplo este viejo, el que se sentó enfrente, le puse que se llamaba Magdaleno y venía de haber visitado a su hijo que se fugó del estado de Washington hacia Canadá huyendo de la guerra de Vietnam, el hijo vive ahora en medio de las montañas canadienses aún con miedo de bajar o regresar a los Estados Unidos, entonces el viejo Magdaleno, que ha de ser viudo, regresa cada año, a pesar de estar viejo y con problemas de salud. La historia acabará en que se acaba mudando a las montañas canadienses porque su salud no le permite regresar a los Estados Unidos, es un final feliz porque morirá lejos de la tierra que lo vio nacer.
Esta señora está huyendo de su casa-me dijo mientras señalaba a la vecina del otro lado del pasillo- el marido la golpeaba y ha escapado dejándolo todo atrás, ha tomado a su crío y va hacia una ciudad de la costa oeste, donde se enrollará con otro hombre. No sé si tendrá algún final feliz o no su historia. Me dio hueva terminarla porque te vi a ti.
-¿Escribiste algo sobre mí?
-sí. Algo.
-¿Qué?
--Que venías de alguna aventura, que te sentabas junto a mí. Que ibas a Seattle. Que igual te veía por ahí en el concierto de Sonic Youth.
Entonces traté de echarle una hojeada a su diario, ella me lo enseñó de lejos para que comprobara que estaba mi descripción, en la parte de abajo alcancé a leer un par de referencias a la forma de mis labios y a mi manera de besar, claro un beso imaginario, traté de ver hacía donde seguía esta historia, sentí un poco de excitación al imaginarme que esta chica podría haber escrito algo erótico sobre mí en su diario de viaje. No sabía como preguntarle así que le insinué si ella participaba alguna vez de los personajes, me dijo que a veces le gustaría, pero solo se permite fantasías y no realidades. Entonces le dio un trago a su aguardiente y con una sonrisa pasó sobre mí mientras me decía que tenía que ir al baño. Yo me toqué el miembro solo para comprobar mi erección.
De regreso dijo que estaba un poco borracha, por la ventana solo se veía una oscuridad en la que podíamos adivinar las montañas, recostó su cabeza y cerró los ojos. Su pie quedó rozando el mío, sus muslos rozando mis muslos sutilmente y poco a poco su cabeza se fue acercando a mi hombro. Yo traía un saco de dormir que puse sobre nosotros. Ella fingió ponerse cómoda y como si fuera un accidente su mano quedó en mi muslo peligrosamente cerca de mi pene que en estos momentos sufría una erección a más no poder. Me llegaba el olor de su cabello y veía como sus senos se movían con el vaivén del autobús.
Me moví un poco hacia ella, le susurré que quería leer un poco acerca de su diario donde escribía acerca de personajes bizarros, la chica que escribía sentada me lo dio con la condición de no leer la parte dedicada a mí, que es lo que realmente me interesaba y probablemente a ella también.
Leí acerca de un romance que sucedía en las calles de Calgary, un poco apasionado, con visitas a un departamento prestado, me entró la duda si esa historia pertenecería al mundo real o al de su fantasía. Pasé las hojas, ella fingía dormir, leí con asombro que me describía caminando por la estación, que le gustaría tocar mis nalgas, ver como se transforma mi pene, saborearlo, besarme, sigue con la historia, me siento junto a ella en el camión y la llevo a fornicar la baño. “su miembro me llena toda, su boca en mis tetas que brincan con el ir y venir del autobús y yo cabalgándolo sobre el retrete” Yo me acaloré la bolsa de dormir se me hizo demasiado pesada, comencé a sudar un poco, me calenté.
Empecé a acariciarle el cabello y ella levantó un poco su cara, mis labios tocaron su frente y pasé mi brazo por su hombro sutilmente, nuestras cabezas fueron girando lentamente hasta que mis labios fueron sintiendo la forma de su cara. De pronto sus labios gruesos y su lengua entraron en mi boca. Nos besamos y su mano se deslizó un poco buscando mi pene erecto, lo tocó apenas como si quisiera comprobar que estaba duro. Soltó un ligero gemido, la gente alrededor dormía o pretendía dormir, ella se aventuró un poco más y me acarició con los dedos por encima del pantalón, yo le acariciaba los muslos por debajo del saco de dormir. Sentía un poco su sudor en sus pants, tocaba por dentro de sus piernas hasta subir hacia su entrepierna, podía adivinar su humedad, subí mi mano para tocar sus senos, sentir de que tamaño estaban, mientras nos besábamos apasionadamente ella comenzó a apretarme mas casi masturbándome. La idea de ir al baño era complicada, pero se lo sugerí igual, imposible, ella tenía un poco de reticencia, susurramos un poco sintiendo nuestros alientos mientras mis mano recorría la parte baja de su estómago tratando de entrar por debajo de sus ropas, mis dedos se encontraron con el hilo del calzón y al bajar un poco, sentí los pelos púbicos, el pubis, ella me detuvo un poco mientras metía su mano debajo de mis pantalones agarrando mi miembro fuertemente y sobándolo, casi gimo de placer, así que tuve que besarle el cuello, ella jadeaba pero no me dejaba sentir su humedad con mis dedos. De pronto paró susurrándome que un señor ya se había dado cuenta que nos masturbábamos bajo la colcha improvisada. Yo igual la besé un poco más antes de que se replegara hacia la ventana.
-Estoy caliente. Quiero que sepas que me hubiera gustado que me la metieras.- me dice mientras sé que se está tocando casi imperceptiblemente. Yo le respondo que me la hubiera cogido rico.
Unos minutos más tarde el chofer anuncia una parada de media hora en medio de la montaña y de la noche. Lunch para el conductor. Algunos se levantaron hacia el baño, yo fui a comprar algo de comer, la chica que escribe fue a fumarse un cigarro. Nos separamos. Ella entró después al baño de mujeres mientras yo junto al camión fumaba.
Sale del baño y me ve parado ahí, me mira pícaramente y me pregunta si le doy un poco de cigarro y del chocolate que tenía en la mano, hago como que le doy un pedazo y se lo escondo, ella choca contra mi y la beso, muerdo sus labios y me dice que en el baño de las mujeres no hay nadie. Casi todo el camión duerme, tenemos como 20 minutos y el chofer ataca una buena porción de un sándwich con café. Nos deslizamos hacia el baño de la estación de servicio sigilosamente. Las luces están apagadas y llega un olor a orines que extrañamente me excita más, sabiendo que son orines femeninos, yo estoy a punto de explotar. Nos metemos en un retrete y nos volvemos a besar, le levanto la sudadera para chuparle las tetas, tiene los pezones duros, gime de placer. me baja los pantalones, quiere tenerla dentro, dice que está demasiado caliente, que se estuvo tocando en el baño, se da vuelta y se baja los pantalones, está oscuro, casi no puedo ver sus nalgas pero las adivino, tiene el culo grande, toma mi verga y se la mete por detrás, yo la siento calientita y apretada, grita ahogadamente de placer, siento sus nalgas golpeando mis caderas. Adivino que sus tetas están brincando. Estoy parado detrás de la metiéndole la verga, su fantasía se está haciendo realidad, le digo que si va a escribir de cómo me la estoy cogiendo, me siento súper duro, no creo que pueda aguantar mas, creo que ella se toca, de pronto la siento estremecer, se está viniendo y grita, yo percibo su olor a sexo, sus gritos me excitan más y le doy duro, lo más rápido que puedo, siento su vagina estrecha rozar con mi pene, siento urgencia por venirme, me pongo paranoico que el camión se va a ir sin nosotros en medio de este pueblo inexistente en los mapas. Aspiro su olor, se la saco toda y se la vuelvo a meter rápido y entonces siento una descarga eléctrica y sé que me estoy viviendo sobre sus nalgas. Es un coito delicioso en medio de la nada.
Salimos del baño y vuelvo a fumar, tenemos 3 minutos y ella se sube al camión. Al llegar al asiento ella ya está dormida, ronca, tiene el sleeping bag encima, se lo quito para sentarme, se acomoda, tiene la mano en la vagina, como apaciguándola después del asalto que recibió, tiene algunas manchas misteriosas en el pantalón. No sé si los demás pasajeros logran percibir el olor a sexo que emanamos. La mayoría duerme. Tomo los últimos tragos de su anforita y cuando vuelvo en mí ya estamos en Vancouver. La chica que escribía con nombre que me recordaba a la naturaleza me dio un papel con su e-mail y la historia que escribió antes de conocerme,
-si vas a Calgary, échame unas líneas por e-mail. Me gustaría ver que más podemos hacer. La dejo en el camión. Me bajo en una calle de Vancouver. Hace sol. Me dirijo a descansar con los pantalones pegajosos, al llegar a la casa me doy cuenta que he perdido el papel con las anotaciones y nuestro idilio que de fantasía se convirtió en recuerdo. Ahora debe de estar en algún bote de reciclaje.
Abordé el camión, el único asiento vacío estaba junto a una cabellera negra. Era la chica de la banca, la chica que escribía sentada en la estación mientras esperábamos que se anunciara nuestra partida o nuestro regreso como se quiera ver. Se trataba de regresar del frío para mí, para ella partir hacia el sur. La chica escribía sobre un cuaderno viejo, parecía que hacía anotaciones del lugar. La estación tenía una luz mortecina que hacía juego con su atavío negro y la recién llegada noche que ya aplastaba el crepúsculo. Salí a fumar y cuando regresé los pasajeros ya habían abordado el autobús.
Se volteó cuando sintió que me sentaba junto a ella, sus ojos estaban enmarañados y su aliento emanaba un olorcillo a licor, me sonrió pesadamente y se presentó con un nombre que recordaba a la naturaleza. No era particularmente bella, y parecía tener más edad que la que realmente tenía.
-tengo 17 años y voy a ver a Sonic Youth a Seattle.- dijo mientras platicábamos casualmente, yo solo voy hacia Vancouver donde vivo, le respondí. Sonic Youth es mi grupo favorito.
-¿quieres algo de licor?- me ofreció mientras sacaba una anforita de fireball, gracias, te lo cambio por un toque, le respondí mientras ella sonreía y yo tomaba un trago.
El autobús emprendió su camino mientras seguíamos con la plática casualmente, mirándonos los labios de vez en cuando, le pregunté acerca de lo que estaba escribiendo en la estación. Me respondió que hacía pequeñas historias de la gente.
-Veo a las personas interesantes y le hago una pequeña historia, por ejemplo este viejo, el que se sentó enfrente, le puse que se llamaba Magdaleno y venía de haber visitado a su hijo que se fugó del estado de Washington hacia Canadá huyendo de la guerra de Vietnam, el hijo vive ahora en medio de las montañas canadienses aún con miedo de bajar o regresar a los Estados Unidos, entonces el viejo Magdaleno, que ha de ser viudo, regresa cada año, a pesar de estar viejo y con problemas de salud. La historia acabará en que se acaba mudando a las montañas canadienses porque su salud no le permite regresar a los Estados Unidos, es un final feliz porque morirá lejos de la tierra que lo vio nacer.
Esta señora está huyendo de su casa-me dijo mientras señalaba a la vecina del otro lado del pasillo- el marido la golpeaba y ha escapado dejándolo todo atrás, ha tomado a su crío y va hacia una ciudad de la costa oeste, donde se enrollará con otro hombre. No sé si tendrá algún final feliz o no su historia. Me dio hueva terminarla porque te vi a ti.
-¿Escribiste algo sobre mí?
-sí. Algo.
-¿Qué?
--Que venías de alguna aventura, que te sentabas junto a mí. Que ibas a Seattle. Que igual te veía por ahí en el concierto de Sonic Youth.
Entonces traté de echarle una hojeada a su diario, ella me lo enseñó de lejos para que comprobara que estaba mi descripción, en la parte de abajo alcancé a leer un par de referencias a la forma de mis labios y a mi manera de besar, claro un beso imaginario, traté de ver hacía donde seguía esta historia, sentí un poco de excitación al imaginarme que esta chica podría haber escrito algo erótico sobre mí en su diario de viaje. No sabía como preguntarle así que le insinué si ella participaba alguna vez de los personajes, me dijo que a veces le gustaría, pero solo se permite fantasías y no realidades. Entonces le dio un trago a su aguardiente y con una sonrisa pasó sobre mí mientras me decía que tenía que ir al baño. Yo me toqué el miembro solo para comprobar mi erección.
De regreso dijo que estaba un poco borracha, por la ventana solo se veía una oscuridad en la que podíamos adivinar las montañas, recostó su cabeza y cerró los ojos. Su pie quedó rozando el mío, sus muslos rozando mis muslos sutilmente y poco a poco su cabeza se fue acercando a mi hombro. Yo traía un saco de dormir que puse sobre nosotros. Ella fingió ponerse cómoda y como si fuera un accidente su mano quedó en mi muslo peligrosamente cerca de mi pene que en estos momentos sufría una erección a más no poder. Me llegaba el olor de su cabello y veía como sus senos se movían con el vaivén del autobús.
Me moví un poco hacia ella, le susurré que quería leer un poco acerca de su diario donde escribía acerca de personajes bizarros, la chica que escribía sentada me lo dio con la condición de no leer la parte dedicada a mí, que es lo que realmente me interesaba y probablemente a ella también.
Leí acerca de un romance que sucedía en las calles de Calgary, un poco apasionado, con visitas a un departamento prestado, me entró la duda si esa historia pertenecería al mundo real o al de su fantasía. Pasé las hojas, ella fingía dormir, leí con asombro que me describía caminando por la estación, que le gustaría tocar mis nalgas, ver como se transforma mi pene, saborearlo, besarme, sigue con la historia, me siento junto a ella en el camión y la llevo a fornicar la baño. “su miembro me llena toda, su boca en mis tetas que brincan con el ir y venir del autobús y yo cabalgándolo sobre el retrete” Yo me acaloré la bolsa de dormir se me hizo demasiado pesada, comencé a sudar un poco, me calenté.
Empecé a acariciarle el cabello y ella levantó un poco su cara, mis labios tocaron su frente y pasé mi brazo por su hombro sutilmente, nuestras cabezas fueron girando lentamente hasta que mis labios fueron sintiendo la forma de su cara. De pronto sus labios gruesos y su lengua entraron en mi boca. Nos besamos y su mano se deslizó un poco buscando mi pene erecto, lo tocó apenas como si quisiera comprobar que estaba duro. Soltó un ligero gemido, la gente alrededor dormía o pretendía dormir, ella se aventuró un poco más y me acarició con los dedos por encima del pantalón, yo le acariciaba los muslos por debajo del saco de dormir. Sentía un poco su sudor en sus pants, tocaba por dentro de sus piernas hasta subir hacia su entrepierna, podía adivinar su humedad, subí mi mano para tocar sus senos, sentir de que tamaño estaban, mientras nos besábamos apasionadamente ella comenzó a apretarme mas casi masturbándome. La idea de ir al baño era complicada, pero se lo sugerí igual, imposible, ella tenía un poco de reticencia, susurramos un poco sintiendo nuestros alientos mientras mis mano recorría la parte baja de su estómago tratando de entrar por debajo de sus ropas, mis dedos se encontraron con el hilo del calzón y al bajar un poco, sentí los pelos púbicos, el pubis, ella me detuvo un poco mientras metía su mano debajo de mis pantalones agarrando mi miembro fuertemente y sobándolo, casi gimo de placer, así que tuve que besarle el cuello, ella jadeaba pero no me dejaba sentir su humedad con mis dedos. De pronto paró susurrándome que un señor ya se había dado cuenta que nos masturbábamos bajo la colcha improvisada. Yo igual la besé un poco más antes de que se replegara hacia la ventana.
-Estoy caliente. Quiero que sepas que me hubiera gustado que me la metieras.- me dice mientras sé que se está tocando casi imperceptiblemente. Yo le respondo que me la hubiera cogido rico.
Unos minutos más tarde el chofer anuncia una parada de media hora en medio de la montaña y de la noche. Lunch para el conductor. Algunos se levantaron hacia el baño, yo fui a comprar algo de comer, la chica que escribe fue a fumarse un cigarro. Nos separamos. Ella entró después al baño de mujeres mientras yo junto al camión fumaba.
Sale del baño y me ve parado ahí, me mira pícaramente y me pregunta si le doy un poco de cigarro y del chocolate que tenía en la mano, hago como que le doy un pedazo y se lo escondo, ella choca contra mi y la beso, muerdo sus labios y me dice que en el baño de las mujeres no hay nadie. Casi todo el camión duerme, tenemos como 20 minutos y el chofer ataca una buena porción de un sándwich con café. Nos deslizamos hacia el baño de la estación de servicio sigilosamente. Las luces están apagadas y llega un olor a orines que extrañamente me excita más, sabiendo que son orines femeninos, yo estoy a punto de explotar. Nos metemos en un retrete y nos volvemos a besar, le levanto la sudadera para chuparle las tetas, tiene los pezones duros, gime de placer. me baja los pantalones, quiere tenerla dentro, dice que está demasiado caliente, que se estuvo tocando en el baño, se da vuelta y se baja los pantalones, está oscuro, casi no puedo ver sus nalgas pero las adivino, tiene el culo grande, toma mi verga y se la mete por detrás, yo la siento calientita y apretada, grita ahogadamente de placer, siento sus nalgas golpeando mis caderas. Adivino que sus tetas están brincando. Estoy parado detrás de la metiéndole la verga, su fantasía se está haciendo realidad, le digo que si va a escribir de cómo me la estoy cogiendo, me siento súper duro, no creo que pueda aguantar mas, creo que ella se toca, de pronto la siento estremecer, se está viniendo y grita, yo percibo su olor a sexo, sus gritos me excitan más y le doy duro, lo más rápido que puedo, siento su vagina estrecha rozar con mi pene, siento urgencia por venirme, me pongo paranoico que el camión se va a ir sin nosotros en medio de este pueblo inexistente en los mapas. Aspiro su olor, se la saco toda y se la vuelvo a meter rápido y entonces siento una descarga eléctrica y sé que me estoy viviendo sobre sus nalgas. Es un coito delicioso en medio de la nada.
Salimos del baño y vuelvo a fumar, tenemos 3 minutos y ella se sube al camión. Al llegar al asiento ella ya está dormida, ronca, tiene el sleeping bag encima, se lo quito para sentarme, se acomoda, tiene la mano en la vagina, como apaciguándola después del asalto que recibió, tiene algunas manchas misteriosas en el pantalón. No sé si los demás pasajeros logran percibir el olor a sexo que emanamos. La mayoría duerme. Tomo los últimos tragos de su anforita y cuando vuelvo en mí ya estamos en Vancouver. La chica que escribía con nombre que me recordaba a la naturaleza me dio un papel con su e-mail y la historia que escribió antes de conocerme,
-si vas a Calgary, échame unas líneas por e-mail. Me gustaría ver que más podemos hacer. La dejo en el camión. Me bajo en una calle de Vancouver. Hace sol. Me dirijo a descansar con los pantalones pegajosos, al llegar a la casa me doy cuenta que he perdido el papel con las anotaciones y nuestro idilio que de fantasía se convirtió en recuerdo. Ahora debe de estar en algún bote de reciclaje.
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