No nos gustan los seres cafés
Algo así gritaba uno de los policías a Phil Khan mientras lo molía a golpes. La noche se antojaba fresca para el repartidor de periódicos que cubría su ruta habitual repartiendo el National Post, un periódico cero subversivo. Diez años de trabajo para la misma empresa, esposa y tres hijos hablan de un hombre trabajador y honrado. A sus 50 y pico tacos, ahora estaba besando el concreto con las suelas de los uniformados sin uniforme impregnadas en su cuerpo. Tres policías de juerga lo golpeaban y despojaban de sus 200 dólares. Dos trabajadores de la Ciudad con sus chalecos naranjas no podían creer lo que estaba pasando. La policía entonces llegó para arrestar a la policía. Uno de los polis pertenece a New Westminister, otro a West Vancouver y el otro a Delta. Dos fueron suspendidos con paga o confinados a trabajo de escritorio. La gente se volcó indignada condenando el ataque, y junto con la atención mediática provocó que se levantaran cargos contra dos de los involucrados. Jeffrey Roger Klassen de New West que fue acusado de asalto mientras que Griffin Gillian fue acusado de robo. El jefe de la policía Jim Chu dio una conferencia de prensa y todos se disculparon.
Es preocupante que este tipo de personas estén a cargo de la seguridad de los ciudadanos cuando no aceptan a la mitad de los ciudadanos que tienen que cuidar proteger y servir. No puede haber policías racistas en el cuerpo que cada vez que se toman unas copas les salga lo KU Kux. Estos individuos deben de ser expulsados de la fuerza policíaca.
Se debe de tener un proceso de reclutamiento más estricto, por lo menos en el aspecto psicológico de los individuos que ingresan al RCMP o a la VPD. Desgraciadamente hay escasez de nuevos elementos y esto hace que se contrate a cualquier hijo de vecino. Lo preocupante es que este tipo de personas están armadas.
Este incidente ocurre justo cuando se lleva a cabo el Braidwood Inquiry que es una investigación liderada por el juez de Québec Thomas Braidwood acerca del polaco Robert Dziekanski quien fuera asesinado por policías en el aeropuerto de Vancouver cuando se le disparó en varias ocasiones con un Taser Gun recibiendo descargas eléctricas que al final acabarían con su vida. Hasta el momento toda la evidencia muestra que Robert estuvo tranquilo la mayor parte del tiempo y que nunca resultó ser una amenaza para nadie. También se ha demostrado que las autoridades informativas del aeropuerto cumplen más con una mera labor decorativa ya que nadie informó a su madre ni su amigo nada. Manejaron hasta Kamloops para regresar con el corazón destrozado. Al final estos policías no tendrán cargos a pesar de que la muerte se filmó en cámara. Uno de los polis, el negro, ha estado metido en más problemas al aparecer manejando borracho. En fin, éstos casos y otros de butalidad policíaca suenan la alarma. También está el caso de Ángel Jiménez, quien se lanzó como alcalde para llamar la atención acerca de las investigaciones internas de la policía. Siendo él víctima de este sistema se dio cuenta que no hay ninguna forma de controlar a esta institución que debe velar por los intereses de los ciudadanos ayudándolos, no golpeándolos, vejándolos y perdujicándolos con sus actitudes racistas, clasistas y prejuicios morales caducos.
Estos casos nos recuerdan que tenemos que estar vigilantes con nuestros derechos y que nuestros impuestos pagan los salarios de esta gente. No queremos que la policía de aquí vaya en decadencia hacia una corrupción y un estado policial como en muchos otros países que ustedes ya saben. Para qué les digo lo que podría suceder (represión policíaca) si se sigue tolerando estos tipos de comportamientos.
jueves, 29 de enero de 2009
Suscribirse a:
Entradas (Atom)