domingo, 29 de abril de 2007

Fantasmas de Guerra

Fantasmas de Guerra

Los fantasmas de guerra marchan sobre el océano, yo maté a mi televisón mientras los esperaba sobre la orilla disecada de arenas rotas. Las olas se aglutinaban con su casi inexistente peso buscando por el reposo infinito. Se apelmazaban en forma de neblina entre el ralo aire. Como rocío rosado pintaban la espuma de carmín con las lluvias de lágrimas de las nubes antropomorfas. Yo fumaba las bachas de la desesperación sobre el tronco podrido viendo el espectáculo rojizo. Nunca fuimos tan importantes, ni siquiera presindibles.

Los fantasmas de guerra vienen desfilando bajo el agua. Los gobernantes amantes de Marte van engañando sobre nuestra geografía abrupta, llena de cráteres desbordados por residuos tóxicos.
Los presidentes se levantan vendiendo ignorancia al pueblo, comerciando con la guerra y las almas del pueblo. La gente vive atemorizada bajo sus órdenes y mentiras. Creen que están bajo constante peligro y que los únicos defensores serán los gobernantes corruptos con los dedos sobre los botones rojos.

Los fantasmas de guerra van sobrepoblando la dimensión de allá, desparramándose hacia esta zona para cobrar lo jurado. Nuestras memorias se desvanecen tan rápido. Los recuerdos colectivos de errores y horrores pasados son prácticamente inexistentes. Nos dejamos hacer. Somos tan tontos e indiferentes que permitimos la guerra.

Nunca antes había existido tanto hierro en la tierra. La industria del metal va rigiendo nuestros destinos. Con las caras marcadas y las almas agujereadas vamos desfilando encerrados en las rutinas de la producción. Presos de nuestra propia ruina. Nunca antes el mundo había visto tantas tragedias y espíritus lacerados. La tortura y el engaño se hacen cosa común. Habrá que acostumbrarse a los climas extremos o vivirlos como ánimas.

Llegaron, un día ardiente y lleno de humo. Nos asfixiamos para unirnos a las marchas de los fantasmas de guerra. Un regimiento creado por las guerras artificiales de tantos y tantos años. Llegaron sin muchas maldiciones o amenazas. Todos nos convertimos en ellos.

Oswaldo Perez Cabrera

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muchachito:
Por que diablos escribe cosas tan "truculentas", ja...Como siempre, magistral. Mis mas sinceras admiraciones....