(tu INFIERNO en teknikolor)
a los dictadores y ejércitos inútiles de mierda del mundo.
“Señores pasajeros con destino al territorio de la Unión Mundial de Naciones semi soberanas número 3, Lines Skies Domain anuncia que su vuelo 666 está siendo abordado por la puerta 13, favor de mostrar su pase de abordaje”.
Sabía que una vez que cruzara el gusano que hacía las veces de una puerta interdimensional hacia otro país, que podría estar en otro planeta, no habría vuelta atrás. Con una mezcla de apatía y deseo de aventura inicié la búsqueda de mi asiento, el B-12. Dicen que el país es inhóspito, la naturaleza de los habitantes es bizarra, su esencia es la maldad, pero debido a esto, uno puede acumular riqueza y vivir plácidamente a costa de los más débiles. El vuelo fue placentero durante 15 minutos, después comenzaron las turbulencias, los mareos y el vómito. Las subidas y bajadas eran tempestivas como el tiempo, el cielo se vistió de negro, un luto acompañado de flashazos de estruendo. La voz del altoparlante trataba de calmar a los tripulantes, el vidrio mojado reflejaba mi rostro pálido, descompuesto. Hube de utilizar las tres bolsas para el mareo de mi fila; yo en el asiento intermedio, a mi izquierda una señora bigotona y mal encarada de más de 100 kilogramos, una cara como la superficie lunar y una sonrisa chimuela. A mi derecha el señor que sabe y habla de todo un poco, una voz de pito, rostro insultante a la vista y aliento fétido. Una vez que terminé con los depósitos para vómito, tuve que correr al sanitario a través de los pasillos tambaleantes, el avión borracho no me dejaba llegar a mi objetivo. Por fin descargué todos mis ácidos gástricos, al salir, una aeromoza esquelética me detuvo empujándome de nuevo hacia el baño, me besó tan apasionadamente que casi me corta la respiración, parecía no importarle mi aliento ácido mientras acariciaba mi entrepierna susurrándome palabras voluptuosas. Mi exitación era una mixtura entre deseo y drogadicción. Se levantó la falda y desabrochó mi bragueta sacando mi miembro enhiesto, pensé que me montaría sobre el retrete, pero para mi sorpresa sacó unas esposas y con una maniobra rápida y eficaz, me esposó a unos tubos crucificándome con ojos maliciosos. Amarró mis débiles tobillos y dejó ver su ropa interior negra, el cuero adornaba sus pequeños senos y su poca velluda entrepierna, sacó un látigo de un compartimiento y me fustigó con palabras y golpes haciéndome gritar, alguien debía de haber escuchado mis súplicas, mis sollozos. Ella succionó el pene hasta conseguir nuevamente una erección. Después sin escrúpulos fornicó con mi persona lastimándome física y emocionalmente. Me dejó vacío mientras se alejaba con la mirada típica del cazador que ha terminado inmisericorde con su presa. Regresé molido a mi asiento, un hueso de pollo me esperaba junto a mis compañeros lovecraftianos. El suplicio del vuelo duró 8 horas; la tormenta, los brebajes, un programa de variedades grotescos que se repetía en la pantalla interminablemente, una aeromozas sado-masoquistas, el recital de olores nauseabundos, la imperiosa necesidad de evacuar mis interiores, el vaivén, la apatía hacia la vida y mi malestar general hicieron de mi aventura una pesadilla dantesca hipermoderna.
Por fin arribamos al aeropuerto universal de esta región de la Unión II, región 3. Salimos por otro conducto con los papeles correspondientes, una fotografía con nuestros rostros en donde apenas de veían rastros de felicidad, después un oficial nos marcaba con hierro caliente en una parte de la espalda, la mía ya herida con surcos de sangre.
Después de revisar mi vida y todos y cada uno de mis artículos personales, me condujeron a una sala de espera, mientras los habitantes uniformados deliberaban acerca de mi conducta, nunca sabré a qué conducta se referían.
Salió uno de los humanoides y con voz grave y marcial me amenazó en su idioma diciendo que ya se habían percatado de mis aviesas intenciones, me pidieron que confesara por las buenas antes de utilizar métodos represivos más eficaces. Yo objeté conciencia y dije que no sabía de que me estaban hablando, mi voz comenzó a temblar y las palabras trastabillaban al salir. El miedo me tomó por asalto y mi sudor se convirtió en frío. Fui llevado a un pequeño cuarto con otros seres igualmente desafortunados. Sustancias viscosas, más olores, ambientes nebulosos y claustrofóbicos completaban el cuadro. Fuimos llamados uno por uno, nadie sabía que pasaba, mi inocencia era una falacia para ellos, jamás supe de que se me acusaba. Era un sospechoso ficticio. Desfilamos ante la picana, arrodillado ante la dama de hierro, los toques en los huevos, el potro, toda la violencia física y torturas medievales imaginables.
Creo que me desmayé varias veces, inconsciente imaginaba torturas inimaginables. La realidad era mucho peor. No te dejaban bloquearte, eras despertado para seguir sufriendo. Por fin terminé en una celda de dos por dos, la sed me destrozaba la garganta, el cuerpo me punzaba como un corazón inmolado al descubierto, debí haber tenido doscientos mil puntos de sangre, varias decenas de llagas, mi piel era una película al descubierto, incluso el parpadear me causaba dolor. Al fin logré conciliar el sueño entre imágenes apocalípticas; el fascismo elevado a su máxima expresión. Todas las dictaduras militares pasaron sobre mí, todo el sufrimiento se acumuló en mi ser. Mañana despertaré y me sacarán de esta coladera de dolor, de este reino de terror. Me lo han prometido, tal vez regrese a mi lugar de origen, no quiero saber nada acerca de los humanoides.
“Señores pasajeros con destino a Unión Mundial de Naciones semi soberanas número 3, Lines Skies Domain anuncia que su vuelo 666 esta siendo abordado por la puerta 13, favor de mostrar su pase de abordaje”.
Sabía que una vez que cruzara el gusano que hacía las veces de puerta interdimensional…
Epílogo:
Junio 6 del 2066. El avión con destino a un país militarizado de la línea Lines Skies Domain se estrelló después de 15 minutos de haber despegado. No hubo sobrevivientes. Se desconocen las causas del accidente. Se dice que el general Planchet viajaba de incógnito escapando hacia otra dictadura. Atrapado en su infierno.
OSWALDO PÉREZ CABRERA
lunes, 19 de noviembre de 2007
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