Los chinos se han convertido en potencia económica y militar. El país más populoso del mundo con 2 billones de almas le hace la competencia al beligerante Estados Unidos por la dominación del mundo. Los dos países tienen en común que son ocupantes ilegítimos de territorios anteriormente soberanos. China tiene una economía que crece de a dos dígitos y ha logrado disparar un misil al espacio exterior para destruir algo de su chatarra espacial. Estados Unidos tiene una recesión interna y una deuda interna abundante a pesar de su poderío militar. China va hacia la alta y los EUA hacia la baja. La confrontación final se acerca.
Pero mientras eso sucede, este país también ha alcanzado a su némesis en el campo de ser los mayores contaminantes del mundo. Su éxito económico los está ahogando. El precio por ser potencia incluye hacer sacrificios humanos al por mayor, y por supuesto, sacrificios ambientales. Más de 500 millones de chinos no tienen acceso al agua potable. Más de un billón de chinos respiran aire tóxico que enegrece sus pulmones y los 560 millones que habitan las grandes ciudades meten en su nariz niveles de óxidos no considerados seguros por la Unión Europea. Se cree que 300,000 chinos mueren al año debido a enfermedades causadas por su respiración.
Todo ese éxito económico está sustentado en una dictadura que explota a la población haciéndoles trabajar de sol a sol alimentando un sistema basado en el carbón y otros combustibles altamente contaminantes y dañinos para el planeta y todo lo que en él habita. De un lado los Estados Unidos y al otro lado China hacen casi imperceptibles las tímidas mejoras de otros países industrializados. China se ha convertido en otro imperialista agresor de Gaia. El ahora primer emisor del planeta de gases de efecto invernadero liberó el año pasado a la atmósfera terrestre 25,49 millones de toneladas de dióxido de azufre. Debido a este aumento del 27% con respecto al año 2000, la lluvia ácida provocada por el azufre afecta a 298 áreas urbanas y cubre el 30% del territorio chino. Están destruyéndolo todo.
Los niveles de partículas nocivas en este país oriental porvocan lluvias ácidas en ciudades del lejano oriente como Tokio y Seúl que de por si, están también respirando aire peligroso debido a su propia contaminación que es de las peores del mundo. La causa principal de muerte en territorio chino es el cáncer provocado por el veneno industrial. Ríos que han sido convertidos en portadores de desechos sucios incapaces de proporcionar el líquido vital, costas pintadas de rojo y aceite incapaces de alojar vida, desechos químicos que se filtran entre las pieles de la población humana. Incluso, ya está tan cabrona la contaminación del gigante asiático que el sol apenas resulta ya visible en muchas zonas y una neblina grisácea, que carga el ambiente es capaz de provocar mareos, dolores de cabeza y hasta problemas respiratorios o asma. La nata café rebota los rayos solares impidiendo que el sol haga acto de presencia.
Según el Banco Mundial, 16 de las 20 ciudades más contaminadas de la Tierra se encuentran en China, donde el 27% de las 341 mayores urbes y 116 millones de personas padecen unos niveles de polución en el aire "muy peligrosos", al tiempo que el 70% de los ríos y lagos están seriamente degradados
A pesar de que su primer ministro Wen Jiabao y el partido están concientes del problema y sus consecuencias (ya menciona varias veces las palabras contaminación y protección ambiental) no se ven señales de que estos adictos al progreso rápido vayan a disminuir su escalada industrial. Al contrario, cada vez necesitan más y más combustible para seguir con la maquinaria monstruosa andando. No solo en su país, sino en su expansión han estado invirtiendo en África y Latinoamérica y por supuesto en otros países asiáticos.
Todo para que la gran nación domine el mundo. Al final, después de la confrontación, si resultan ganadores. Será un imperio igual al anterior.
viernes, 9 de noviembre de 2007
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