Psicología amaneció invertida. Sin embargo, desapercibida.
La gente de DoMiNatriX no se daba cuenta que cuando trataban a un semejante mal, este les correspondía bien y viceversa. Cuando les iba bien durante el día pareciase que había habido un fallo y permanecían de mal humor. En cambio, cuando les iba mal, parecía como si les hubieran dado una inyección de optimismo y estaban felices porque peor no podían estar y al día siguiente todo tenía que mejorar.
Psicología amaneció trastornada. Sin embargo, seguía disfrazada.
El hombre comenzó a maltratar a la mujer, le decía una letanía de groserías, la insultaba y por ende la menospreciaba. La mujer lloraba amargamente las gotas de su adoración. Simplemente amaba más con el paso de los minutos y leperadas. Aunada a esta inconcebible felicidad, ellas se sabían amadas. Todo lo que tenían que hacer era tratar con desprecio a su macho, rebajándolo a la calidad más inferior que tuviera su léxico. Lo humillaba a la menor provocación. Entonces las noches tenían sentido y los hombres sollozaban emociones al sentir el menosprecio de alguna hembra. El sexo se volvió violento, apasionado y animal, pero sin caricias.
Psicología amaneció narcotizada. Y la gente como drogada.
El volumen de las adicciones comenzó a subir considerablemente. Sin embargo, no por el hecho que a la población de DoMiNatriX les gustara estar volando alto, sino por el bajón o la falta de la droga en cuestión. Cuando se sentían estimulados estaban de mal humor esperando vehementemente la llegada de la cruda. La vida no era así de feliz, tenía que existir un truco, la droga era solo una máscara, una ilusión. Pero en la resaca… Ahí sí se podía comprender al mundo tal y como es: cruel, despiadado y doloroso. La resaca era el Nirvana. Entre mas mal se sentían, más vivos y cercanos a la felicidad se encontraban pues creían que podían ver al mundo en toda su real dimensión.
Psicología amaneció rebelada. Sin embargo sindicalizada.
Los habitantes se dieron cuenta de la extrañas situaciónes y la condición del ser humano. Por ende, muchos comenzaron a fallar en sus labores laborales. Demasiada perfección era un error. ¿De qué servía llevar todo en completo orden? ¿De qué servía estar inmersos en la monotonía del trabajo, cuando podían ocasionar algunos errores para entretenerse? Tenía que haber problemas que resolver para que pudieran seguir conetntos y ganarse el respeto de sus superiores. Así que para matar dos pájaros de una pedrada, muchos se volvieron flojos y cuando llegaba el momento de trabajar todo estaría patas arriba y entonces tendría sentido el trabajo. Por supuesto muchos estaban bajo la influencia de alguna droga rancia con dolores en diferentes partes del cuerpo. Fue entonces cuando el masoquismo se volvió una doctrina filosófica a pesar que la economía del país sufrió varios resquebrajos irreperables. Pero al final, que mejor que vivir en la pobreza tratando de sobrevivir y aprovechando todo al máximo. Cada comida era un paupérrimo manjar.
Psicología amaneció hedonista. Sin embargo, sobresexuada.
El sexo fue, tal vez, el renglón que sí logró avances en la población. Ya que se inventaron demasiadas posiciones cuando los ejecutantes estaban bajo la influencia de la depresión o bajo la necesidad de la siguiente dosis. El desprecio en la cama y los insultos en voz alta mientras ocurría el coito se volvieron costumbre y las mujeres solo conseguían llegar al orgasmo cuando los hombres las humillaban la penetrarlas. Al mismo tiempo las mujeres que ligaban mejor su imaginación con su boca eran las más exitosas con el sexo opuesto. El sexo se volvió sucio.
Psicología amaneció democráticamente nihilsta y anarquista. Oximoron en tonos que rayan en lo absurdo, perdiendo todo el ritmo. Los habitantes se arriesgaban ya demasiado surfeando entre la línea de la cordura y la locura. Muchas veces ya no podían solucionar lo que deliberadamente habían echando a perder, muchas veces ya no podían tener sexo debido a sus sobredosis. Se comenzaron a pelear por tierras y cosas sin importancia, destruyéndose entre hermanos, pues el amor era demasiado aburrido. La armonía resultaba patética y el dinero se conseguía más fácilemente mediante medios corruptos. ¿Para qué trabajar? ¿Para qué esforzarse en hacer feliz a los demas cuando resulta más divertido destruir y causaba mayor satisfacción? Los religiosos se aferraron en destruir a sus contendientes de culto. El caos fue la nueva moda. La violencia el credo.
Psicología amaneció pendeja. Totalmente deschavetada, loca, lurias y caótica.
Al final la satisfacción desapareció para dar paso a una neurosis colectiva. Pero la gota que derramó el vaso fue que los humanos incorporaron las armas a su modus vivendi. Los asesinatos comenzaron a sucederse y los jueces y policías tuvieron que empezar a trabajar más en serio, aunque siguieron robando y matando igual que los demás. El problema se hizo global ya que los medios masivos comenzaron a difundir estas nuevas modas que estaban ocurriendo en este poblado y todos imitaban las hazañas. La globalización en pleno. Cada día miles de putos insultos y madrazos entre la gente. El racismo se llevó a escalas personales donde ya no importaba la raza, credo o sexo. Todos contra todos. La mierda, la droga y el sexo a todos les llegará, malditos hijos de puta…
Psicología amaneció de la chingada…
Enfermó y murió poco después, igual que nuestro creador y de paso nuestro mundo se quedó agonizando.
Oswaldo Pérez Cabrera
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
1 comentario:
Es algo insano, tanto como en el sueño americano.....
Publicar un comentario