Mientras usted se toma su latte y se queja del frío invernal hay niños que se cubren con madera podrida entre los escombros de su ciudad derruida con el estómago vacío. Mientras usted piensa como hacer para joder al vecino o para transarse al gobierno, las bombas caen en racimos contaminando el ambiente y buscando un despojo inmobiliario por la fuerza bruta. Mientras ve en la televisión su reality show favorito, que lo único que tiene de real son las cabezas vacías de los participantes, en Palestina se lleva a cabo un genocidio a manos de los judíos sionistas. Mientras la telenovela endulza sus vidas vacías, en el África se llevan a cabo genocidios orquestrados por el occidente y perpetrados por los mismos hermanos de sangre. Mientras usted se emociona con las historias de Hollywood familiares, en su país hay escenas aún más familiares, células sociales muriendo de hambre y luchando por sobrevivir porque ese sistema que usted adora los ha llevado a la ruina en beneficio de unos pocos. Cada vez que fuma un cigarrillo, consume una Coca cola, va a un establecimiento de comida basura, además de dañar su salud está contribuyendo a enriquecer las arcas de la guerra. Así vivimos, sumidos en una ignorancia y en una apatía feroz.
Sería mucho pedir que se una a organizaciones de ayuda no gubernamentales o a la Cruz Roja para tratar de cambiar el mundo.
No sería justo animarlo a explotar sus talentos para usarlos con un fin educativo o para que instruya a la población iletrada. Mucho menos que arriesgue su vida en una revolución o visitando los lugares más peligrosos de la tierra. Además que muchos de ustedes no tendrían la capacidad ni la preparación para hacerlo. Hay que reconocer nuestros límites y lo más seguro es que sería encarcelado por sedicioso o asesinado por terrorista. Resulta peligroso entrarle a los toros por los cuernos. Pero por lo menos no caiga en sus juegos comerciales, no contribuya al deterioro del medio ambiente ni a la pobreza de los seres humanos.
El cambio se tiene que gestar primero en nosotros mismos, de la piel para adentro y no esperar a que Súper Obama venga con la varita mágica a solucionar todos los problemas. Él también responde a intereses siniestros y que no les quepa duda que su vida también correría peligro si se sale del Huacal. El cambio debe iniciarse apagando la Televisión, dejando de consumir basura, estudiando, informándose de lo que sucede en el mundo, saber quiénes son sus líderes y presionarlos, apoyar la economía local y los pequeños negocios. Una vez que deje de comprar marcas comerciales de dudosa reputación entonces comience a educar. Creo importante que algún día regresemos a nuestros países a preparar a la gente que habita allá aunque sea de a poco.
Lo primero que hay que hacer ese mes es ignorar la trampa comercial de San Valentín. Una mamada cósmica. El imponernos un día para amar es erróneo. El obligarnos a comprar regalos en épocas de crisis es irresponsable. El amor se debe de regalar todos los días. El amor debe de trascender políticas, religiones, comercialismo, doctrinas, etc. Es lo único positivo que el ser humano puede dar sin necesidad de racionalizarlo o encapsularlo en alguna doctrina filosófica o dogmática. De este sentimiento se desprenden otros como la compasión, el buen humor, la amistad, la empatía, etc. No caigan en más trampas. El mundo ya está demasiado golpeado como para que sigamos fingiendo demencia. La próxima vez que vea hacia adentro, hacia sus problemas, piense que podría estar peor, que podría haber nacido en Gaza. Entonces en lugar de saciar su vacío comprando algo inútil, haga algo positivo para su entorno. De a poco, solo de a poco llegaremos.
miércoles, 4 de febrero de 2009
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