Se hace tarde.
Se hace tarde ya, los camareros recogen el lugar, hora de hacer el inventario. Cuadrar las cuentas, Guardar el mobiliario y tirarlo a la basura. Se hace tarde ya, y las colillas ya te echaron el brazo, los perros famelicos mean por las calles, los vagabundos se envuelven en papel periódico para aguantar el frío citadino. Tú ya caminas hacia la que crees es tu casa.
Se hace tarde… Los mayas lo advirtieron, el cataclismo va a llegar dentro de unos pocos años, tres o cuatro. Ya lo estamos viendo en nuestro planeta. Estamos en esa fase en la que se acabó la fiesta y solo vemos envases vacíos, botellas rotas, basura por todos lados. La diferencia es que nosotros no vamos a amanecer para ver la cruda, para vivir la resaca.
Entonces estos tres años debemos de vivirlos como si nos fueramos a morir dentro de tres años. Al máximo, persiguiendo los sueños y haciendo todo lo que habíamos dejado para después. Ya no hay después. El después es ahora. Mañana, este año nuevo. 2009 es el después.
Pero imaginemos que sobreviviera usted al holocausto querido lector, las cosas no van a seguir como hasta ahora, probablemente se tenga usted que enfrentar a glaciaciones, criaturas mutantes, insectos hambrientos, escases de comida, reacomodamiento de las placas tectónicas y probablemente erupciones volcánicas. Así que olvídese de los placeres mundanos, incluso de comer bien. Si acaso podrá disfrutar del sexo, si es que queda alguien para disfrutarlo con, o si es que no sufre usted de mutaciones que le impidan disfrutar hasta de eso. También es probable que tenga que beber agua insalubre y algún cáncer lo matará dentro de pocos años. Será como un infierno en vida. Creo que sería mejor expirar junto con el resto de la humanidad. Lo peor que puede pasar es que se convierta en Don Muerto o en algún espíritu en pena, pero quien quita y lo esté esperando su dios particular o las 40 doncellas en el cielo. (Yo en lo particular prefiero un jardín del eden con Ninfas corriendo por doquier y fuentes de cerveza). Pero qué tal que nos morimos y nuestra alma va a parar a un congelador gigantesco o a un horno industrial por los siglos de los siglos, otra posibilidad es la de no sentir nada, nos apagan el switch y como cualquier aparato eléctrico cesa todo tipo de actividad.
Como quiera que sea, no estamos debatiendo la existencia entre la vida y la muerte en esta columna, estamos disertando acerca de la vida de aquí a tres años. Nuestro planeta es un ente enfermo y nosotros somos el virus así que hasta por piedad convendría que nos extinguieramos como está escrito. Los Bush del mundo, fanáticos por excelencia, creen que deben de cumplir las reglas para cumplir la Apocalipsis, irónico como la maldad pura pueda traer algo de bienestar para la tierra mientras causa tanto sufrimiento a los de su especie.
En fin, algunos esperan que lleguen naves espaciales para salvarnos del armagedón, de igual forma, los que vayan en el artefacto espacial van a extrañar a la Tierra así que sea cual sea el desenlace final hay que unirse al hedonismo antes que nos llegue la hora final. Hay que aplicar la terapia de choque, hay que enfrentar los elementos, que nadie nos detenga. El humano es tan débil y lucha tan poco por lo que quere que por eso estamos escalvizados. Cuando despierten será demasiado tarde porque ya se ha hecho tarde.
Oswaldo Pérez Cabrera
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