Doble vida
A veces me pregunto si todos los humanos tendrán esa dualidad que tenemos los exiliados. Porque incluso viviendo siempre en la misma ciudad hay capítulos en la vida que se cierran y empieza una historia completamente diferente. Casi sin darse cuenta, uno está inmerso en situaciones diametralmente opuestas a donde nos encontrábamos hace unos meses. Entonces ya no estamos hablando de una dualidad, sino de un sin fin de dualidades. Vivimos muchas vidas dentro de nuestra vida. Episodios dentro de nuestra existencia. Así las cosas, el caso se hace más notorio en los que cambiamos de país. De mi existencia como mexicano ya sólo quedan los recuerdos y el antojo eterno de la comida. Podríamos delinear tres etapas fundamentales dentro de las que caben muchas otras, la primera durante la niñez en la fui totalmente mexicano familiar con valores y cristianidad. La segunda cuando descubrí que mi cuerpo cambiaba y con él la búsqueda de experiencias y vivencias. El descubrimiento de una ciudad monstruosa, enorme, gargantual, peligrosa, misteriosa y surrealista. El surrealismo y tratar de cambiar el mundo se hicieron costumbre. Podríamos decir que me asesinaron en aquella existencia capitalina y renací en Vancouver. La tercera etapa. Aquí me ha tocado vivir mi juventud, una existencia canadiense. Dentro de este nuevo periodo ha habido otras divisiones, cada departamento es una vida diferente, ya he vivido en trece diferentes, sin contar dos camionetas chevy Van, todas con diferentes personas a mi aldededor y diferentes proyectos. Es curioso como la vida misma va trazando los caminos. No recuerdo haber hecho decisiones cien por ciento concientes para cambiar la escenografía, siempre son las circunstancias las que me han hecho tomar trayectorias diferentes.
Me cuestiono si será igual con todas la personas y si la rutina no será la que me cansa, que inconcientemente cree situaciones que me obliguen a cambiar. Entonces cuál es el verdadero sentido de la vida si no el placer de disfrutar los momentos mientras sucedan, antes de que se conviertan en memorias pasadas. Somos seres bastante cíclicos. Caminamos por las mismas avenidas aunque lleguemos por calles diferentes. Los mundiales de futbol pueden ser un buen medidor cíclico, o las relaciones de pareja. A veces sí nos llevamos cosas de las otras vidas como música, olores, fotos, videos y sobretodo experiencias y aprendizaje. Tal vez, ese es el chiste de la vida, aprender hasta el día de nuestra muerte. Lo que pasa después de nuestra existencia ya es una pregunta milenaria, ¿De qué sirve todo lo que aprendimos y todo lo que vivimos cuando nos alcanza el momento de la expiración? ¿Las vidas dentro de la vida cuando llega nuestra fecha de caducidad? Por eso el hedonismo es la respuesta a las interrogantes de la vida. Un hedonismo equilibrado que nos permita disfrutar de los placeres de la vida sin sufrir consecuencias negativas. Ese es el chiste de la vida, tratar de que los demás disfruten también de la vida, los momentos en conjunto. Aprender y ser sabios para poder lograr que más y más gente disfruten de la vida y por supuesto del placer.
A veces me pregunto porque no tendremos una memoria más accesible y podamos recordar cada conversación que hemos tenido con la gente, las miles de personas con las que interactuamos en nuestra vida. Heramientas como facebook han permitido una especie de contacto telepático con gente del pasado, que de otra forma estaría perdida y borrada de nuestras vidas. Vemos todos los caminos diferentes que estas personas, antiguas amistades que han transitado rutas diversas, labrándose un sendero por su paso en esta tierra. Círculos que no se cierran, mi voz en un altoparlante borracho, la letra impresa que impresiona, a veces es casi siempre y el cambio es lo único que nunca cambia, siempre habrá cambios y siempre habrá una nueva vida. Aquí o allá.
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