Una cruz de piedra ha quedado estampada en el cielo gris de la capital canadiense. Mausoleos que se visitan pocas veces. Nos olvidamos de los muertos. Ottawa fue su último refugio. En tiempos de estas fiestas pastorales paganas pienso ¿Cuál será mi último refugio? No sólo en México nos burlamos de la muerte, Ottawa se vistió ese Halloween con los colores de los difuntos y los dibujos animados. En todo el mundo, a todo el mundo le gusta disfrazarse y pretender que somos otra cosa. La cruz queda como un recuerdo gótico de aquel otoño y la sensación de aquel frío de Noviembre. Foto y texto Oswaldo Pérez Cabrera.
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